Capitulo 8 - Lamento

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Estamos vestidos nuevamente, me seguían temblando las piernas y confirme que es bueno en los orgasmos. Solo se que no lo voy a poder mirar a la cara como mi jefe, ni con la cara que hago cuando lo miro todos los días, porque con tan solo ver sus ojos este momento se me vendrá a la mente.

Básicamente, no tengo nada de trabajo. Miré a Aaron abrochándose aquella camisa que le saqué con tanto deseó. Sus pectorales y los bíceps eran del otro mundo. Su tatuaje que no se dejaba ver, que presiento un significado especial.

-Oye Aaron.-Al llamarlo se dió vuelta-.¿Cuál es el significado de tu tatuaje en el pecho?

-¿El del pecho? Pensaba que estabas atenta a otra cosa.

Dijo sarcástico y yo me reí juguetona.

-La rosa es por mi abuela. En cada rincón tenía un florero con estas.

-Lo siento...-Me lamenté por su perdida.

-¿Por qué?-Confundido.

-Por su fallecimiento. Es difícil vivir sin un ser querido...

Se rió. ¿Quién mierda se ríe por la muerte de su abuela?

-¿Por qué piensas que se murió?

-Porque hablaste en el pasado.

-Es porque está en un geriátrico. Tiene noventa y seis años.

Me puse roja por la vergüenza. Mierda.

-Lo siento...

-No te preocupes.

Se acercó a mí lentamente mientras se acomodaba su saco. Nuestras respiraciones chocaron y dijo:

-Haz dicho que es difícil el duelo.-Me saco el mechón de la cara para permitirse ver mis ojos-.¿Perdiste a alguien?

No esperaba que el también se preocupara por esto. No suelo charlar de esto y tampoco me gusta hacerlo. Pero Aaron también merece una explicación.

-Mis padres. Ambos murieron.

Estaba tan impactado que ni siquiera le salió una palabra de consuelo, no muchos sabían de esto, y si lo cuento me preguntan si estoy bien o lo lamentan.

Me dió un abrazo. No como otros, si no uno especial y real. No me preguntó nada de eso, simplemente quiso hacerlo, lo agradecí.

Separé mi cabeza de su pecho y la elevé para verlo.

-¿Quieres venir a mi departamento?

-Claro, Aurora.

Salimos del edificio y nos fuimos en auto. Aaron pensaba que no me daba cuenta cuando me miraba de reojo, pero si lo hacía. Pensaba que me podía resistir a él, pero demostré lo contrarió, y no sé cómo haré en el trabajo resistiendo a su mirada. Bajamos del auto y nuevamente me encontré con Catherine, la vecina que me abrió la puerta ese día horrible.

-¡Aurora!-Gritó al verme-.Has estado muy callada, ni escuché el movimiento de la silla y raramente ningún sonido proveniente de la cama.

Está señora debería controlar su confianza. Se ve que no se ha dado cuenta de Aaron a mi lado.

-¿Quien es este hombre? No me digas que le estás siendo infiel a Alek. ¡Es tan dulce!

Me reí incómoda y lo presenté:

-Él es Aaron, mi je...-Era mi jefe pero por supuesto no lo iba a mencionar pero tampoco era mi novio-. Mi amigo.-Lo miré disimuladamente a Aaron, se veía incómodo, no sé por cual cosa mencionada.

-Que hermoso muchacho...¿Y Alek?

Por qué tiene que ser tan chusma, ni que yo preguntara dónde está su esposo que no lo veo hace meses.

-Terminamos.

Estaba tan sorprendida que se tapó la boca. ¡Sorpresa!

Hablando de Alek, no he escuchado nada de su familia. Si que me llevaba bien con mi ex cuñada...

-¡Que pena!

Sonreí incomodamente.

-Si nos permite señora, tenemos prisa.-Excusó Aaron.

Estamos ya en el departamento, ni una recorrida necesitaba porque ya lo había hecho antes.

-¿Quieres algo de beber? ¿Agua? ¿Café?

-No.

Yo si necesitaba agua, mucha agua. Al tener un vaso entero me fuí a la mesa a hacerle compañía a Aaron.

-Supongo que quieres saber lo que les pasó a mis padres...

-No te estoy obligando. No quiero hacerte sentir presionada por algo que no querés hablar.

-Sí quiero. Hace mucho que no hablo de esto con alguien...

Me dió una sonrisa de agradecimiento por darle mi confianza.

-Mi madre murió ahogada en el mar. Tenía nueve años y ví todo, me lastimó no poder hacer nada más que gritar por ayuda. No sabía nadar y si lo hacía las olas me iban a tragar a mi también.-Sentí lágrimas en mi ojo y unimos las manos.

-Aurora...

Me saqué la lágrima rápidamente.

-Mi padre hace cinco años tuvo un accidente en su motocicleta. Iba demasiado rápido que chocó con un auto y tuvo muerte cerebral. Me dolía verlo así, entubado y con miles de cables, decidí desconectarlo y dejarlo ir en paz.

Lloré, nuevamente delante de él. Prácticamente estoy sola, ambos murieron, no tengo hermanos, la mitad de mi familia está en Italia (mi lugar de nacimiento) y mis amigas se encuentran aquí pero no hablamos seguido.

Aaron se paró y me abrazo mientras estaba sentada.

-Nada de esto es tu culpa, nada.

Aun que me cuesta creer lo que dice me hizo sentir mejor.

Nos quedamos abrazados y callados por unos minutos.

-Al final no me odias tanto.-Dijo para al menos sacarme una sonrisa.

-Es que me gustas cuando actúas de esta manera. En el trabajo te tomas muy en serio
el rol de jefe.

-¿Sabes algo?-Preguntó ya separado de mí.

-¿Qué?

-No llevo calzones por tu culpa.

Ya me había olvidado que se los había roto. Me reí como loca ya olvidando lo que me pasó.

-Tengo algunos calzones de Alek. ¿Quieres alguno?

Me miró con una seriedad repentina. Me asusté porque hace segundos se estaba riendo.

-Prefiero estar desnudo antes que tener algo suyo.

Se acercó a mí, con sus manos me agarró la cintura para acercarme a él y darme un rápido beso.

-Sabes que nunca te odié, ni sería capaz de hacerlo.

Mi odio era exagerado, pero siempre fué real. El día de la lluvia sentí algo especial en él, mi corazón sintió algo en Aaron, algo que nunca me pasó con Alek.

-Lo sé Aaron, lo sé.

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Nota del autora ★

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