Me atraganté con la comida por la pregunta. Aaron me alcanzó la copa para que con el vino me bajara la comida.
-Lo siento.-Dijo apenado, pero con un tono sexy.
No me esperaba la pregunta, ni mucho menos que adivinara las razones por la que estoy así.
-S-sí...-Se me hizo un nudo en la garganta al confirmarle lo que el pensaba.
-¿Qué te hizo el imbecil?
No esperaba que reaccionara de esa forma.
-Lo he encon...-Se cayeron unas lágrimas y tenía ganas de llorar pero me contuve porque no quiero que me vuelva a ver así-.Lo he encontrado con otra chica.
Dejó el pedazo de hamburguesa en el plato y cambio el gesto a uno más enojado. Sus ojos color mar cristalizado me miraron fijamente, mientras sus pupilas se movían al ritmo de mi gota. Cruzó los brazos y se quejó con un sonido.
Mi dedo saco la lágrima que casi había terminado el recorrido y otra que estaba por salir.
-Que hijo de puta.
-Aar...digo jefe, ¿Por qué le...?
Se enderezó y aclaro su garganta.
-Ahora soy Aaron, no tu jefe. ¿Entendido?-Su mano hizo una seña que me mandaba a continuar lo que no terminé.
Asentí y continúe:
-¿Por qué le interesa lo que me pasa?
Miró a un costado para luego apoyar los brazos en la mesa.
-¿Acaso no me puedo preocupar por tí?
-No. No quiero tus preocupaciones y mucho menos quiero estar aquí, pero todo para no verle la cara al otro idiota.
Alzó las cejas a la hora de escuchar mi queja, giro los ojos y su cara de enojo volvió.
-No tengo hambre.-Alejé el plato y tomé el último sorvo de vino.
-¿Irás al baño a llorar de nuevo?-Ese tono de voz de presumido como lo hace en la empresa hizo que lo odiara aún más.
Lo miré con cara de disgusto y un poco de decepción.
-¿¡Sabes!? ¡No se porque mierda estoy aquí, tengo algunas amigas que viven cerca y puedo tranquilamente pasar la noche con ellas!-Es mentira, todas ellas viven en Manchester.
Tiré la toalla al suelo y me dirigí a la puerta, intenté abrir la puerta pero estaba cerrada con llave.
-¿Me abres la puta puerta?-Rogué desesperada y a punto de llorar de nuevo.
Se paró y acomodo lo arrugado y se fue acercando a mí lentamente, al punto que sentía sus reparaciones en mi cara.
--¿Y si no quiero abrirte?-Dijo atrevido mientras tenía su brazo apoyado en la puerta y encerrandome con su cuerpo.
-Te pegaré una patada en los huevos.
Miro a un costado y se rió.
Mierda. No le pegaré en los huevos, fue una simple amenaza. Pero si no me deja salir lo demandaré, lo aseguro.
Intenté pasar por debajo ya que tenía la ventaja de ser baja y él alto. Pero se movió junto a mí y bajó su brazo para no lo volviera a intentar.
-Estoy hablando en serio, te demandaré.-Le advertí.
-¿Te atreverás a demandar a quien te dió la oportunidad de cumplir tu sueño?-Se acercó a un más.
-Tal vez.
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Querido Jefe
RomanceAurora detesta a su jefe. Pero Aaron está obsesionado con ella. Es imposible que a ella le caiga bien. Pero es imposible resistirse a él.