𝗣𝗥𝗢𝗛𝗜𝗕𝗜𝗗𝗔 𝗦𝗨 𝗖𝗢𝗣𝗜𝗔 𝗢 𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡.
PRIMER LIBRO.
Para Hiraki Samoto, su vida había sido dura provocando que en un momento de demasiado aburrimiento y soledad, deseará que llegará el día de su muerte, lo que no sabía era que...
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Ya habían pasado cuatro días desde que hablé con aquella señora que creyó que sería algo presumida por el clan de mi madre.
Escuché que habían personas del clan Mizutani, afortunadamente no me había enfrentado a ninguna.
Hoy era el día en el que se haría el festival de la elegancia en el que se hacían bailes, se juntaban clanes con familias de alcurnia y se mostraban mujeres dotadas de excepcional belleza.
«Siento que algo malo va a pasar.»
El malestar en mi pecho no se iba y me descolocaba en mayor cantidad, no sabía que pasaría y no quería que sucediese algo como en la tierra de las olas.
Llevaba un kimono color celeste que contrastaba con mis ojos, no cabello largo tenían un pequeño listón alrededor de una media coleta.
La sombrilla adornaba mi mano derecha evitando que los rayos del sol me dieron en el rostro y a cada lado iba Minako y Sakura, quienes llevaban un kimono justo como el color de sus cabellos y ojos.
- ¿Estás preparada para el festival? - Escuché la pregunta de Sakura y giré a verla, me observaba expectante a la respuesta.
- Sí, no veo el porqué no debería estar preparada.
- ¿Es común que haya ninjas aquí?
- La señora dijo que no habían personas con habilidades ninja, pero que ocurrían rara vez especies o intentos de robos, la aldea está habitada por hombres y mujeres, pero aquí los hombres son los que están en la casa.
- Vaya, y en Konoha es diferente.
- Diferentes culturas.
«Ni siquiera en la actualidad de mi antigua vida los hombres se encargaban de la casa.»
Llegamos hacía un pequeño kiosco en el centro de una plaza que había en la aldea, era lindo a decir verdad.
Observabamos el pequeño paisaje que nos daban los árboles de cerezo, justo en el techo caían los pétalos.
- Es hermoso, podría quedarme aquí y esperar a mi príncipe azúl.
El suspiro que dió Minako me dió un poco de gracia, solté una risita modesta y le sonreí enternecida.
- Yo también podría esperar a un noble caballero.
Fué el turno de Sakura de decir aquel verso, y yo solo pude pensar una cosa.
«Probablemente yo tenga más de un príncipe azúl.»
- Yo no sé si esperar o salir de mi torre.
Las demás dieron una pequeña carcajada y yo solo pude sonreír mientras negaba divertida.
Pronto escuchamos unos gritos, eran Ryusei, Sasuke y Naruto.
