Capítulo Seis

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Stefan volvió con sus compañeros sin ninguna pizca de vergüenza en sus andares, ¿qué se había creído para hablarme de ese modo? Finalmente, me dispuse a dar un paseo por los jardines hasta que el sol salió de su madriguera. El tono dorado de los rayos de sol se fundía con las hojas verdes de los matorrales, dándoles un aspecto mágico. Me quedé delante de unas flores blancas, unos lirios en concreto, mis favoritos. Me acerqué a una de sus flores y me impregné en su aroma, inspiré y volví a aquellos días felices en la cabaña. Tenía que pasar página, por mucho que quisiera, tenía que buscar un nuevo hogar, tenía que buscar mi camino, era la hora de buscar mi destino, tal vez era la hora de buscar de donde provengo, nunca lo había pensado, al menos no en serio. Rebecca y Connor habían sido comos unos padres para mí y nunca me había faltado de nada, pero aun así, siempre me había faltado eso, saber de dónde realmente vengo, ¿cuál era mi verdadera familia? ¿Me querían? O, por el contrario, ¿me abandonaron? Los Grant nunca me dijeron palabra alguna de mi pasado, tampoco lo pregunté. Me maldije en ese momento por no hacerlo, pero antes tenía que buscar a ese tal Weston y hacerle pagar caro lo que le hizo a Ben, nunca se lo perdonaría.

—¿Molesto? —preguntó una voz grave tras de mí.

Me sorprendí tanto, que pegué un salto hacia atrás.

—Perdona, no quería asustarte.

Me quedé sin palabras cuando, al darme la vuelta, vi al rey Henry vestido con una sencilla capa azul cobalto sobre su jubón. Stefan se encontraba a uno de sus lados con una espada en su cinturón, asumí que habría terminado de dar aquel paseo con sus hombres. A su lado, también se encontraba un hombre algo más mayor que ellos, tenía el pelo canoso y rizado, este me miraba distante, como si lo que fuera a decir me fuera a costar la vida. Tragué saliva y pensé mis palabras en total silencio.

—Tranquilo, su majestad, no me ha asustado en absoluto— acerté a decir.

—¿Rose, verdad? —preguntó.

—Sí.

—Me gustaría invitarte personalmente a una cena especial esta noche. El físico me ha informado de tu estado, sé que no estás en plenas condiciones, pero...

—Iré —interrumpí al rey.

Miré al hombre mayor. Había metido la pata al interrumpir. Si su mirada fueran puñales, yo ya estaría muerta. El rey Henry se rio para sorpresa de los presentes. Stefan me miró y seguidamente miró al rey, su cara intentaba decir todo y yo no entendía nada.

—Allí nos veremos entonces —dijo el rey finalmente.

Agarró una de mis manos delicadamente y se la llevó a su boca para regalarme un dulce beso.

El hombre mayor volvió a fulminarme con la mirada y siguió a su rey. Stefan se quedó unos metros más atrás para ponerse de frente a mí.

—Nos vemos esta noche, milady —se despidió guiñándome un ojo antes de irse con su rey.

Volví a mi alcoba, antes de entrar por la puerta me esperaba Mina con buenas noticias, traía consigo una bandeja con varias rodajas de pan con mantequilla fresca. Mi estómago rugía de hambre.

—¿Ha oído hablar de la cena de esta noche, verdad? —me preguntó Mina.

Por fin salía algo más de su boca que no fuera algo relacionado con las tareas.

—Sí, el mismo rey me ha invitado —respondí.

—¿Su majestad? —preguntó nerviosa haciendo gestos con los dedos.

—Sí, el rey, ¿ocurre algo?

—No, nada, es solo que el rey es una persona muy reservada, no suele hablar con nadie que no sea su guarda real o su mayordomo real.

EL LINAJE ESCARLATA  -COMPLETA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora