Una vez mi estómago estuvo lleno, el rey me acompañó a mi alcoba, pero antes pasamos por la sala donde tenían a Stefan por si había alguna novedad. Llamamos a la puerta y Samuel salió con cara de pocos amigos.
—¿Qué pasa, Samuel? —pregunté a mi amigo.
—Es Cyrus, está dentro conmigo.
—Vamos a dentro —me ordenó el rey, parecía molesto.
Ambos entramos y nos encontramos a Stefan tumbado en una especie de lecho de madera en mitad de la sala y alrededor, decenas de estanterías también de madera llenas de frascos con hojas y ungüentos que supuse que Samuel utilizaría en sus técnicas de cura.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó el rey.
—Necesito una muestra del hongo —dijo Samuel cabizbajo sabiendo que acarrearía problemas.
—¿Cómo? —pregunté confundida.
—Una muestra del hongo que ha infectado a Stefan, sin la muestra no puedo crear el antídoto —respondió.
—Pero es demasiado peligroso volver allí —contestó el rey.
—Eso mismo decía yo —dijo Cyrus a su lado.
—Pero si no vamos... ¿Stefan morirá? —pregunté, preocupada.
—No quería decirlo tan tajante, pero probablemente sí —respondió Samuel—, la única cura posible es que alguien me traiga el hongo y yo pueda producir el antídoto a partir de la muestra.
El rey estaba en completo silencio, la vida de su mejor amigo estaba en juego, pero volver a la cueva con un basilisco de por medio era muy peligroso para sus hombres.
—Tenemos que pensar en una estrategia firme que nos facilite llegar hasta los hongos sin peligro alguno —añadió el rey Henry, finalmente.
—Con todos mis respetos, su majestad, no creo que Stefan tenga tiempo para estrategias, las esporas se mueven rápido por su cuerpo, puede que tan solo tengamos un par de días.
El corazón se me encogió al escuchar las palabras de Samuel, ¿un par de días? No podía permitirlo, Stefan me había salvado la vida más de una vez, se lo debía, pero ¿cómo? No podía adentrarme en la cueva sola con el basilisco acechando en cada esquina.
El rey frunció el ceño, estaba molesto, se podía ver a lenguas. Se dio la vuelta y nos dio la espalda.
—Su majestad, algo podremos hacer, yo...
—¡Ahora no, Cyrus! —exclamó.
—Pero...
—Necesito estar a solas, si me disculpáis.
Abrió el portón de madera y desapareció rápidamente.
—Yo también debería irme —dije al ver que ya no hacía nada allí.
Una vez salí de la sala, sentí como Cyrus me seguía por los pasillos, así que me detuve en seco y le esperé.
—¿Qué quieres, Cyrus? —pregunté todavía dándole la espalda.
—Creo que deberías de ir.
—¿Qué?
Me di la vuelta totalmente confundida.
—Rose, tienes que ir a por el hongo, es la única solución o Stefan morirá —dijo casi suplicándomelo.
—¿A qué viene todo esto? —pregunté.
—Vi lo que hiciste con el ogro, sé de sobra que puedes entrar en una cueva, coger un hongo y sobrevivir a un basilisco —respondió con decisión—, eres su única salvación.
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EL LINAJE ESCARLATA -COMPLETA-
RomansaAños atrás, en el reino de Vértice, los monarcas Dubois, junto con su heredera, perdieron la vida una mañana de invierno en un trágico y misterioso incendio en una de las torres del castillo real, tras aquello, la familia Bonaire asumió el trono baj...