La promesa del rey

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Hola a todos! Acá otro capítulo jeje. 

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Besos y abrazos

Cuando Daemon volvió al otro día a casa de los Velaryon con las niñas, ellas corrieron a abrazar a su madre y ella sonrió besándolas con cariño. 

Laena observó con los ojos brillantes como ellas hablaban de su paseo con Rhaenyra, y sonrió en algunas ocasiones aunque su miedo y tristeza superaban la alegría que sentía al escucharlas tan felices.

- Las llamaré esta noche- dijo Daemon que entraba en 4 horas más al trabajo y antes de que se fuera de casa, Laena lo alcanzó y lo abrazó por la espalda.

Ella se presionó contra él, fue un gesto impulsivo, un gesto desesperado que ni siquiera ella misma entendía. 

No era racional y ella lo sabía. Pero simplemente cada vez que pensaba en que su vida con Daemon acabaría, la nostalgia se apoderaba de ella.

Su corazón pertenecía a Harwin, ella estaba segura de eso. 

Pero Daemon era su compañero de vida, habían vivido los peores momentos de sus vidas juntos, siempre el uno con el otro ¿Cómo se supone que ella arriesgara todo solo por amor?

¿Cómo se supone que podía dejar ir a su familia solo porque se había enamorado?

Cuando veía a Daemon, no veía el hombre que ella lo hacía sentir cuando discutían, eso era solo el pánico y la culpa hablando por ella.

Cuando lo veía, lo recordaba a su lado tomando su mano cuando ella dio a luz en un taxi porque no tenían un automóvil. Lo recordaba sonriendo con ella cuando sus gemelas nacieron, lo recordaba besando su rostro cuando ella estaba perdiendo la conciencia por el dolor del parto. 

Lo quería, a pesar de todo lo que le decía, esas eran solo palabras, lo quería y no podía imaginar una vida sin él a pesar de que ambos no se amaran. 

- Por favor no te vayas- dijo ella apegada a él- Por favor- dijo ella tomando su mano y guiándolo hacia la habitación que compartían.

- ¿Qué quieres Laena?- dijo él mirándola con culpa porque su voz sonaba realmente rota.

- A ti, a mi esposo, me equivoqué tanto al pedirte que volviéramos acá- dijo ella con la voz quebrada, sabiendo que deberían haberse quedado en su pequeña casa en américa, criando solos a sus hijas, luchando por sobrevivir día a día, no habrían tenido las mejores oportunidades económicas, sus hijas no habrían estado en el colegio al que asistían ahora, pero habrían estado juntos.

Ella jamás le habría fallado, jamás se habría enamorado de Harwin. Y él no habría vuelto a admitir sus sentimientos por Rhaenyra.

Ella habría podido soportarlo, habría podido soportar verlo a él mirando la fotografía de Rhaenyra a escondidas, bebiendo un trago fuerte cada vez que ella aparecía con Laenor en la televisión, ella habría podido soportarlo. 

- Laena- dijo él que sabía bien que ella ya no lo deseaba, que si hacía eso era solamente para intentar olvidar la discusión del día anterior.

- Shhh, por favor, estamos casados ¿No? ¿Qué hay de malo en esto? Solo quiero intentarlo, solo quiero volver a sentirte, por favor - rogó ella abriéndole la camisa y él acarició su rostro.

Ella deseaba tanto volver a enamorarse de él, si pudiera arrancarse a Harwin del corazón, ella habría sido feliz.

Pero Harwin había llegado a su vida como un huracán, no era solamente físico, la manera en que él la miraba, la manera en que él la hacía sentir, como si fuera la única persona que importaba en el mundo a pesar de la naturaleza de su relación, como él siempre estaba para ella, como él no la veía solo como la madre de dos niñas, sino que la veía como Laena Velaryon, una mujer. 

Los secretos de la corona (Daemyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora