Capítulo 9: Intrigas.

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Suguru dejó el celular sobre el escritorio después de leer los últimos mensajes de Satoru. Era consciente de que probablemente se estaba comportando como una horrible persona al no responderle, pero realmente no sabía qué hacer.

Ya era bastante tarde y aún se encontraba en su oficina arreglando asuntos del trabajo; la persona que se encontraba anteriormente en su puesto había dejado un caos y habían sido días muy complicados para él en las últimas dos semanas: Tener que adaptarse a su nuevo trabajo, tener que resolver los problemas que le habían dejado acumulados y tener que lidiar internamente con la situación que estaba pasando con su pareja.

Pero aunque tenía bastante trabajo la realidad era que Suguru lo estaba utilizando como una excusa para no tener que sentarse a tomar una decisión definitiva. Sabía que extrañaba mucho a Satoru y cada que terminaba un cansado día laboral tenía unas ganas enormes de ir a acostarse con él, tenerlo a su lado, besarlo y recibir sus besos, pero sobre todo escuchar esa risa que tenía el poder de alegrarle hasta en los momentos más estresantes. Sabía que quería estar con él, pero también sabía que si en este momento se reconciliaban era aceptar hacer lo que Gojo tenía tanto tiempo pidiéndole, y todavía no se sentía listo para tomar esa decisión… Sin embargo, tampoco quería que todo se acabara, por eso mismo no quería contestar sus mensajes, necesitaba más tiempo para tomar una decisión de la que se sintiera totalmente seguro.

—¿Sigues aquí? —una voz femenina lo sacó de sus pensamientos. Era la doctora Ieiri, quien además de dar sus clases regulares era la encargada del área de enfermería de la escuela, por lo que a veces también le tocaba quedarse un poco más para resolver asuntos administrativos como ahora.

—Ah, hola doctora. Sí, aún no termino de adaptarme a mis nuevas responsabilidades, tengo mucho trabajo atrasado.

—Ya veo… pero no me digas doctora —le sonrió— ahora que eres parte del personal administrativo supongo que estaremos conviviendo un poco más, puedes llamarme Shoko.

Suguru también le sonrió y asintió. Pensó que por hoy era suficiente de trabajar, de todas formas no se podía concentrar mucho después de leer los mensajes que le había mandado Satoru.

—Bueno, creo que yo me retiro… Aún no he comido y ha sido bastante agotador el día de hoy.

—Yo también estaba por irme. ¿No te gustaría ir a cenar a algún lugar? ¿O alguien te espera en casa? —se atrevió a preguntar. La doctora por sus ocupaciones era bastante solitaria y al ver a Geto ahí se imaginó que estaba casi en las mismas condiciones, por lo que le pareció buena idea preguntar para ver si al menos podían hacerse compañía en esta ocasión.

Suguru la miró y pensó que no le caería nada mal salir y distraerse un momento; realmente necesitaba despejarse.

Fueron a un restaurante no muy alejado de la escuela, donde al principio estuvieron platicando sobre cosas relacionadas al trabajo, pero a la mitad de la cena Shoko decidió que trataría de conocer un poco más la vida personal de Suguru; desde hacía tiempo que le llamaba la atención su personalidad tan reservada y pensó que esta era la oportunidad de intentar conocerlo un poco mejor, aunque no estaba segura que su compañero quisiera hablar sobre eso.

—Veo que no estás casado, no tienes anillo —se rio suavemente— ¿puedo preguntar si tienes pareja? Solo por curiosidad, antes de que pienses otra cosa —se volvió a reír con la misma suavidad.

Al ver por dónde iba la conversación Geto sintió la terrible necesidad de contarle sobre su situación con Satoru. Estaba bastante desesperado con todo lo que estaba pasando y creyó que quizá la opinión de una persona externa al problema quizá le ayudaría a aclarar sus ideas.

Encuentros y desencuentros || Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora