Después de completar otra jornada de guardia, Saitama decidió tomarse un breve descanso y disfrutar de un sándwich en los apacibles jardines de la academia. Se sentó en un banco bajo la sombra de un frondoso árbol, con la brisa suave acariciando su rostro. Mientras masticaba su comida con la misma tranquilidad que caracterizaba todas sus acciones, su mente divagaba hacia los pensamientos sobre su nueva normalidad en este mundo desconocido.
El bullicio de los estudiantes, jovenes héroes en entrenamiento a su alrededor creaba un fondo animado para sus reflexiones. Observaba a los jóvenes héroes practicando sus quirks, riendo y compartiendo historias. Aunque Saitama se sentía agradecido por la hospitalidad que recibió en la U.A., no podía evitar añorar su vida anterior, simple pero satisfactoria.
Mientras mordisqueaba el sándwich, reflexionaba sobre su situación actual. ¿Cómo había llegado a este mundo? ¿Y más importante aún, cómo volvería a casa? Estas preguntas revoloteaban en su mente, aunque su expresión imperturbable no reflejara ninguna preocupación.
Miró al cielo, contemplando las nubes que se desplazaban lentamente. Recordó los cielos infinitos de su propio mundo y se preguntó si alguna vez volvería a verlos. La sensación de estar atrapado en un lugar desconocido, sin un claro camino de regreso, lo hacía sentir ligeramente inquieto, aunque Saitama no era alguien propenso a la ansiedad.
Después de dar el último bocado a su sándwich, Saitama se levantó y estiró los brazos, sintiendo la brisa fresca que jugueteaba con su capa amarilla y roja. Se paseó por los jardines, observando las diferentes actividades que tenían lugar a su alrededor. A pesar de la nostalgia que sentía por su mundo, reconocía que este nuevo entorno tenía sus propios encantos y desafíos.
mientras saitama caminaba por los jardines, una rafaga blanca salio de la nada y grito.
"Bajaste la guardia!" Saitama esquivo sin el menor esfuerzo el ataque que destruyo tres arboles detras de él, miro a la mujer conejo que lo ataco.
"......Te conozco, era la tipa conejo de ayer, Mika.... muko,,,, Maki!" dijo creyendo haber recordado el nombre.
"Es Mirko, calvo!".
"¡Ah, sí, Mirko! Lo siento, los nombres no son mi fuerte". Se rascó la cabeza con cierta incomodidad, pero luego se encogió de hombros con indiferencia.
Mirko apretó los puños, un halo de energía irradiando de ella. "¡Deja de subestimarme, calvo! ¡Te derrotaré!"
Saitama levantó una ceja, evaluando a la enérgica heroína del conejo.
"Bueno, si insistes". Se puso en posición de combate simple, aunque su rostro no mostraba ninguna emoción en particular. Mirko cargó hacia él con una determinación feroz, lanzando una ráfaga de ataques. Saitama esquivó cada uno con movimientos ágiles y precisos, como si estuviera realizando una rutina de ejercicios matutinos.
"¿Ya terminaste?".
"¡Jodete y pelea en serio!" gritó Mirko, frustrada por la aparente falta de esfuerzo de Saitama.Saitama la miró con calma.
"¿Pelear en serio? Bueno, si eso es lo que quieres". Sus ojos brillaron con un poco de intensidad que Mirko ya había visto antes, y en un abrir y cerrar de ojos, se encontró frente a ella.
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Un calvo Símbolo de la Paz.
FanfictionSaitama no era el mejor orientándose, pero nunca imagino terminar en un lugar raro que no conocía para, con monstruos que son solo personas mutadas y héroes por todas partes, pero bueno, se tendrá que acostumbrar.