Capitulo 33: Explicaciones

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Izuku agradeció por el día y dijo, "Gracias por todo. Me iré a casa ahora."

Saitama, sin mucho entusiasmo, respondió: "Buena suerte."

Mirko, en cambio, le dio un golpe suave en la nuca a Saitama y replicó: "Espera un momento, Izuku. Es tarde y no puedes cruzar toda la ciudad solo. Aún te faltan músculos para eso."

Izuku intentó protestar, diciendo: "No se preocupen, en serio, puedo-"

Antes de que pudiera terminar, Saitama, con un movimiento veloz, lo levantó y lo colocó en su espalda. "Vamos," dijo Saitama, saltando al cielo con un impulso poderoso.

Izuku apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba ocurriendo antes de que se encontraran volando por el aire a una velocidad vertiginosa. "¿En qué dirección debemos ir?" preguntó Saitama, mientras mantenía una mano firme en la espalda de Izuku.

Izuku, sin embargo, estaba demasiado sorprendido y asustado para responder coherentemente. En lugar de palabras, solo salían gritos de su boca debido a la repentina altura y velocidad del salto.

Saitama, con calma, volvió a preguntar: "Izuku, ¿la dirección?"

"Ahhh!"

"dirección."

Entre gritos, Izuku finalmente logró señalar en la dirección correcta. "¡Por allí! ¡A la derecha!" gritó, tratando de hacer que su voz se escuchara sobre el viento.


Saitama cambió de dirección con un salto más y en cuestión de minutos, aterrizó suavemente frente a la casa de Izuku. Con cuidado, bajó a Izuku de su espalda.

"Gracias," dijo Izuku, todavía recuperándose de la adrenalina del viaje.

"Cuídate," dijo Saitama con su habitual tono tranquilo, mientras le daba una palmada en la espalda.

Mirko, que había llegado corriendo después del salto, le sonrió a Izuku. "Nos vemos mañana, eh, Izuku. Y no te olvides de descansar bien."

Izuku asintió, todavía un poco aturdido, se paro frente a su casa. Desde la puerta, miró hacia atrás y vio a Saitama alejándose. Una mezcla de emoción y gratitud llenaba su corazón.

Abrió la puerta con una mezcla de emoción y nerviosismo, solo para encontrarse con un deprimido Tokoyami, sentado en el sofá con su guitarra en las manos. El ambiente en la habitación era sombrío, como si la oscuridad del quirk de Tokoyami hubiera impregnado todo a su alrededor.

Fueron seis segundos hasta que el cerebro de Izuku hizo click, recordando que habia quedado con el chico cuervo para practicar juntos esa tarde, obviando por completo que hoy entrenaría con sus maestros.


"¡E- en serio lo siento, Tokoyami!" chillo Izuku al recordar de golpe. "Estaba entrenando con el señor Saitama y Mirko!" añadió rápidamente, con la esperanza de que su amigo entendiera.

Tokoyami levantó la vista lentamente, sus ojos apagados por la tristeza. Al escuchar el nombre de los héroes, miró a Izuku como si le hubieran salido tres cabezas.

 "El Saitama del top 10 y Mirko del Top 5? Eh... Izuku, amigo, ¿estás tomando tu medicina?" preguntó con escepticismo.

Izuku se dio cuenta de lo loco que sonaba que él, un chico sin quirk, estuviera siendo entrenado por dos de los héroes más famosos del país. Su expresión se llenó de desesperación mientras buscaba algo en su bolsillo. 

"¡No, en serio! ¡Mira esto!" dijo, sacando su celular y navegando rápidamente por sus fotos.

En la pantalla aparecieron imágenes de su entrenamiento del día: Saitama y Mirko entrenando, los robots miniatura arreglando el traje de Saitama, e incluso una selfie de él con ambos héroes en el gimnasio. Tokoyami se inclinó hacia adelante, inspeccionando cada imagen con atención.

"Esto... esto es real," murmuró Tokoyami, la incredulidad dando paso a la admiración y la emoción. "Izuku, esto es increíble. ¿Cómo sucedió esto?"

Izuku, con una sonrisa que no podía contener, empezó a contarle todo lo que había sucedido ese día. Desde el inesperado encuentro con Saitama y Mirko hasta el intenso entrenamiento y el vuelo vertiginoso de vuelta a casa. Mientras hablaba, la tristeza que había dominado a Tokoyami se desvanecía, reemplazada por una genuina emoción por su amigo.

Un calvo Símbolo de la Paz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora