Mientras disfrutaban de su comida, Jirou de repente chasqueó los dedos, con una expresión de eureka en su rostro.
"Se me ocurrió una idea genial," dijo. "No necesitas ganar la pelea, sino la guerra. Mirko y Saitama trabajan en la U.A., ¿verdad?, esa rubia quiere ir allí, solo tienes que hablar mal sobre Bakugo frente a ellos, contarles cómo es un matón desgraciado y no merece ser un héroe. Eso seguramente jodería sus oportunidades escolares."
Izuku asintió levemente con la cabeza, considerando la propuesta, era una solución rápida y casi pacifica.
"De hecho... tienes razón. Ellos dos no permitirían que un alborotador que se mete con otros se salga con la suya." Sin embargo, su entusiasmo se desvaneció rápidamente. "Pero... Se siente como si fuera un niño corriendo a sus padres para que resuelvan sus problemas."
"Mira, viejo, es comprensible que te sientas así. Nadie quiere parecer débil o incapaz de manejar sus propios asuntos." Sus pensamientos se desviaron momentáneamente hacia su propia experiencia con los matones. Recordó cuánto le hubiera gustado tener a alguien que le brindara una mano cuando lidió con ellos. Sacudió la cabeza regresando al presente.
"Pero escucha, Izuku," dijo finalmente, con un tono más suave. "Sé que no quieres parecer débil, pero no hay nada de malo en buscar ayuda. Todos necesitamos apoyo en algún momento. Y además, no estás solo en esto. Ya has hecho amigos que te apoyan, y estoy segura de que Mirko y Saitama te respaldarán también."
Izuku la miró con gratitud. "Gracias, Jirou. En serio."
Ella sonrió, un poco más relajada. "De nada. Además, si alguien merece una oportunidad justa de ser un héroe, eres tú. No dejes que un matón te haga dudar de eso."
Izuku asintió, sintiendo un renovado sentido de determinación. "Tienes razón. Hablaré con Mirko y Saitama sobre esto. No puedo dejar que Bakugo siga lastimando a los demás."
Jirou lo miró con admiración. "Esa es la actitud. Y si necesitas a alguien que te apoye, estaré aquí."
La conversación se desvió hacia temas más ligeros mientras terminaban su comida, pero la determinación de Izuku permaneció firme. Sabía que enfrentarse a Bakugo no sería fácil, pero con el apoyo de sus nuevos amigos y mentores, sentía que podía lograrlo.----
"De ninguna manera," dijo Mirko, con su voz firme y decidida, mientras lanzaba otra flecha. "No voy a hacerte las cosas fáciles. Si es un matón, lo enfrentas con tus puños. ¿Qué es eso de venir a pedirnos ayuda? Pareces un bebito buscando a sus padres."
Izuku suspiró mientras intentaba esquivar las flechas. "¡Pe-Pero es mucho más fuerte que yo!" exclamó, sintiendo la presión de la situación.
"Pues te haces más fuerte, entrena más duro," dijo Saitama desde lejos, sin apartar la vista de la revista que estaba leyendo.
En ese momento, una flecha electrificada impactó en Izuku, haciéndolo caer al suelo. A pesar del dolor, se levantó sorprendentemente rápido, mostrando una determinación que no había mostrado antes.
"N-No lo entienden," continuó Izuku, con la voz temblorosa pero llena de resolución. "Él es más fuerte, más inteligente, tiene un quirk muy poderoso y a toda mi preparatoria de su lado."
Mirko, sin perder un segundo, le lanzó una mirada severa. "¿Vas a llorar como una niñita? Entonces, te hace falta un vestido para completar el look."
Izuku se quedó en silencio, pero sus ojos mostraban una mezcla de dolor y vergüenza. Rumi suspiro, sintiendo que se había ido un poco por las ramas.
Mirko se acercó a él, más cerca de lo habitual. "Mira, enano, yo tuve matones, Saitama tuvo matones. Es el ciclo de la vida. Te haces fuerte y les pateas los dientes, luego seis años después de graduarte y ser de las mas famosas, esas mismas idiotas que se metieron contigo te pedirán un autógrafo y tu te reirás en sus caras diciéndoles que se vayan a comer mierda. No hay más discusión."
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Un calvo Símbolo de la Paz.
FanfictionSaitama no era el mejor orientándose, pero nunca imagino terminar en un lugar raro que no conocía para, con monstruos que son solo personas mutadas y héroes por todas partes, pero bueno, se tendrá que acostumbrar.