Capítulo 1- Testamento

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La tarde había llegado y una Omega gritaba fuertemente, el dolor de su cuerpo era insoportable, estaba dando a luz a los hijos del lider Kim, unos gemelos los cuales le habían afirmado serían dos hermosos y poderosos alfas.

El primero en llegar al mundo fue un pequeño cachorro de tés morena, su cabello platinado era la muestra de su pureza, siete minutos después se dejó ver una linda bebé.

Los líderes estaban felices, sus hijos estaban sanos y fuertes, pronto aquella pequeña se ganaría su corazón, la cachorra era muy intrepida y adorable, teniendo una ternura natural que la hacía lucir hermosa ante cualquiera que la viera, por otro lado el pequeño era más sereno, su temperamento era dulce y calmado, se entretenía con pequeñas cosas como la lectura, el bordado de prendas y la pintura, cosas por las cuales su padre se molestaba pues esas eran tareas de las mujeres.

Al cumplir los doce años muchas cosas cambiaron en la manada Kim, sus pequeños hijos se habían presentado, la primera fue su pequeña Nuri, ambos padres quedaron impresionados cuando aquel aroma dulzón llenó la habitación de su hija, era una tierna Omega que aunque no lo esperaban tampoco les molestó y por el contrario la amarían y cuidarían.

Horas más tarde fue el turno del pequeño, el cual lloraba al sentir los grandes calambres que se acrecentaban en su vientre, no entendía porque aquel líquido transparente resbalaba por su parte trasera y mucho menos comprendía porque sus padres desde aquel día lo habían hecho a un lado, nadie lo cuido en su primer celo, su madre no le explicó que era un Omega varón, lo único que tenía presente era la cara furiosa y defraudada de su padre.

—Eres una deshonra Kim Namjoon, pero eres mi hijo, así que levántate, no eres ningún débil, no permitiré que nadie te pisotee — desde aquel día el Omega entrenaba diario, su padre lo había puesto a cargo del joven Min, un alfa de 18 años que era experto peleando y quién se convertiría en su mano derecha y mejor amigo.

Las cosas en casa no iban bien, el pequeño omega sentía aquel rechazo de sus padres, día con día se esforzaba para obtener las mejores notas, su comportamiento era impecable y en sus entrenamientos había avanzado mucho, pero sus progenitores parecían no notarlo, para ellos solo existia su princesa, aquella delicada Omega que enamoraba a todos a su alrededor por su dulzura.

A los 18 años la familia Kim hizo una reservación donde invitaron a las mejores familias de su ciudad, también incluyeron a la manada Jeon, sabían muy bien que el hijo de estos era un apuesto joven, al que si la suerte estaba de su lado le consederian la mano de su pequeña, esto serviría para forjar alianzas futuras y tener protegida a su más grande tesoro.

—Mamá por qué yo no puedo ir a la fiesta — preguntaba Namjoon mientras veía como la omega se arreglaba.

—Ya te lo dije, es la fiesta de cumpleaños de tu hermana y ella no se siente cómoda en compartir contigo, a ti ya te celebramos Namjoon, no seas egoísta — claro le habían comprado un pastel el cual nisiquiera se dignaron a partir con él, solo lo acompañó Min y su abu.

—Mami por favor, prometo no hacer desastres no vas a notarme siquiera, pero.....

—Nada de peros, hoy viene una manada muy importante y hay que causar buenas impresiones tu lo arruinaría cariño, así que deja de quejarte y entra a tu recámara.

La Omega salió y en el pasillo se encontró con su suegra la cual iba muy elegante, la vieja alfa Nara jamás la había aceptado como la esposa de su hijo y menos lo hizo al notar como despreciaba a su cachorrito, Nam era un lindo Omega en medio de unos padres imbéciles, pensaba la anciana.

...

—Padre ya te dije que no quería venir— se quejaba nuevamente el alfa, estaba en aquella etapa rebelde en que no quería venir a nadie, con 23 años era todo un caso.

El Usurpador. [ Kooknam ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora