XXIV

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Primero que nada, quisiera dejar bien en claro que este AU es algo diferente al normal, como ya sabrán, aquí Porchay es hermano de Vegas por lo que Macao será un desconocido, no tiene nada que ver -sanguíneamente- con ellos.

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KIM

Siempre ha habido dentro de mí un ser demoníaco y rencoroso que estalla en los peores momentos. En mi infancia y juventud me sacó de varios líos, después me metió en más problemas de los que puedo recordar.

Porsche me sacó del mundo de mierda donde vivía y junto con Pete me dieron una oportunidad. Siempre estaré agradecido con ellos por eso y les prometí no meterme en peleas, pero ahora han intentado hacerle daño a Chay.

No soy idiota, sé que no puedo protegerlo de todo, todo el tiempo. Pero puedo hacer que los que se atrevieron a mirarlo dos veces lo paguen. Chay ha dormido inquieto, se ha despertado varias veces llamándome y eso me ha partido el corazón. Llevo trabajando la semana entera sin parar, para adelantar lo más posible mi vuelta. Quería darle una sorpresa y pasar un fin de semana largo los dos juntos. Fin de semana que acaban de estropear dos imbéciles, que pienso encontrar y machacar.

—Hola — me susurra desde debajo de las sábanas.

—Buenos días, ¿estás mejor? — le pregunto apartando la tela de su cara. 

—Sí, muchas gracias por venir tan rápido y perdona por molestarte — me dice.

—Tú no me molestas, y estaré aquí cuando me necesites — le respondo. 

—¿Tienes hambre? Podríamos desayunar juntos, si te parece bien — me pide con la esperanza pintada en su hermosa cara.

—Quiero pasar el fin de semana contigo, tenía planes para nosotros — le informo.

—¿En serio? ¿Qué clase de planes? — me dice levantándose de golpe. 

—Planes de cena y sexo desenfrenado — le susurro a un paso de sus labios.

Oigo como un suspiro sale de su boca entreabierta, me encanta ponerlo nervioso. Su cara es tan adorable que se me olvida el presuntuoso niño prodigio de los números, que me vuelve loco en el trabajo.

—¿Me estás pidiendo una cita, jefe? — me dice recuperándose del impacto de mis palabras y volviendo a ser el insolente, hermoso y sexy, pero insolente chico de siempre.

—¿Necesito pedirla si eres todo mío? — le digo levantándome de la cama totalmente desnudo y caminando hacia el baño de forma que vea todo lo que tengo que ofrecer.

Y por primera vez Chay no replica, se queda mirándome con estupor y con su boquita abierta de par en par.

—Pero hoy es viernes y tenemos que trabajar — me dice saliendo de la cama.

—Hoy tu jefe te va a dar el día libre, y él se lo tomará también porque ha trabajado demasiado esta semana — le replico, metiéndome en el baño. 

Después de una gratificante ducha, que incluye el cuerpo de Chay contra los azulejos del baño, salimos a desayunar.

Nunca me he considerado un hombre celoso, ni siquiera uno posesivo. Mis relaciones se basan en el sexo, sucio, rápido, y últimamente poco satisfactorio. Pero Chay ha llegado a mi vida como huracán. Desde que entró al despacho de Pete con ese discurso de hacer dinero de manera ética y su aura fuerte y poderosa, he caído a sus pies.

Ayer cuando su voz rota me llegó a través del teléfono sentí miedo por primera vez desde hace mucho tiempo. En el mundo en el que me crie el miedo no tiene cabida. O matas o mueres, y te acostumbras a vivir de esa manera.

Carpe Diem [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora