VII

155 18 0
                                    

PETE

Vegas ha pedido comida japonesa de mi restaurante favorito, no sé de dónde saca la información para dar en el clavo con cada cosa que hace. Accede a comer conmigo en mi sala, ahí puedo descubrir al Vegas soñador, al que tiene una pasión admirable por su trabajo, en definitiva alguien de quien podría enamorarme.

Cuando acabamos de comer recojo los envases y los palillos dejándolos en la cocina. Vegas me sigue sin que me dé cuenta y me atrapa contra la encimera. Siento su erección clavándose en mi culo sin ningún pudor.

—Y pensar que estuve a punto de decirle a Kinn que no quería ir al club esa noche, la suerte me ha sonreído por fin y no voy a dejarte escapar Pete, es una promesa — me susurra al oído.

Después acaricia suavemente mi cara con su mano, delineando su contorno como intentando memorizarlo, Vegas tiene esa cualidad de ser duro y exigente pero a la vez hacerte sentir la persona más especial del mundo.

—No pienso irme a ninguna parte, señor — le respondo en voz baja, como contándole un secreto. Él se ríe con mi ocurrencia y se aparta de mí lentamente.

—Eso espero pequeño, eso espero — me contesta con una sonrisa. 

—¿A qué hora tenemos que irnos, señor? — le pregunto con mi mirada en el suelo, no quiero más castigos, quiero que esta noche Vegas me desee tanto que no pueda despegar sus manos de mi piel.

—A las cinco vendrá el coche a recogernos, seguramente tenga que beber y no podré conducir — me explica y una punzada de dolor me atraviesa el corazón, si ese maldito hubiese pensado de igual manera Arm estaría conmigo.

—Yo no quiero beber alcohol, no puedo hacerlo, señor — le explico y él asiente.

—Nadie va a obligarte a hacer algo que no quieras, y mucho menos a algo tan nocivo para tu salud. Si fuese por mí tampoco bebería, pero en estos eventos tengo que socializar y beber es la forma más rápida de cerrar un trato — me explica acercando sus labios a mi frente y dejando un casto beso sobre ella.

—Son casi las tres señor, si te parece bien iré a ducharme y cambiarme para el evento — me dice con esa voz dulce suya que me embelesa.

—Claro, ve— me da permiso y yo salgo volando por las escaleras.

Este ha sido un día muy extraño, he comido de rodillas y me ha encantado que Vegas me diera de comer. Después hemos compartido un rato juntos en mi sala, esa ha sido mi parte favorita, Vegas es un hombre fabuloso que me gusta cada vez más. Y por último ese beso en mi frente me ha hecho sentir especial para alguien otra vez, como si volviera a existir de nuevo después de tres años de solo ir de aquí para allá.

Me meto en la ducha pensando en el look que me pondré, quiero estar espectacular para que Vegas no se avergüence de llevarme como acompañante, hoy es un día importante para él. Ahora que lo pienso pudo retrasar nuestro encuentro e ir con cualquier otra persona a ese evento tan vital para su trabajo, pero prefirió contar con mi compañía. 

Salgo de la ducha veinte minutos después con mi pelo atado en una coleta, me ha crecido bastante y de esta manera lo manejo mejor y con una toalla rodeando mi cintura. Entro en mi vestidor repasando cada prenda en busca del perfecto traje negro y de repente lo veo. Talle estrecho, camisa blanca y zapatos oscuros. Sencillo, pero impactante. Deslizo las prendas de las perchas y las coloco sobre la otomana tapizada que ocupa el centro del vestidor. Entonces abro el cajón de la ropa interior y me decido por unos bóxer de seda negros, tienen un tacto suave y una tiras laterales que si las desatas puedes quitar la prenda sin tener que sacar los pies por ella, es muy práctico si esta noche consigo lo que quiero.

Carpe Diem [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora