XVIII

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KIM

Tengo que calmarme, nunca antes una persona me ha exasperado tanto. Ese chico hace relucir lo peor de mí, pero no puedo sacarlo de mi cabeza, sueño con él y sus ojos brillantes todos los días desde que lo conozco. Y su manía de ligarse a todo lo que se menea es algo que no ayuda en absoluto.

Coquetea con todos los chicos y chicas de la empresa, el viernes salió con ese idiota de Chen. De todos los idiotas del mundo que podría elegir ha tenido que ser el engreído de pelo paja de Chen.

Y después está esa manía suya de pasarse mis órdenes por el forro. He llegado a creer que lo hace adrede para hacerme enfadar, porque no le encuentro otra explicación.

Hoy he saltado, no he podido evitarlo. He ido a buscarlo cuando Olivia de contabilidad me ha pasado el extracto de las cuentas de este mes. Chay había hecho esa inversión cuando le dije que no lo hiciera.

Pensaba meterlo en mi despacho y echarle la bronca en privado, pero cuando lo encuentro al lado de la máquina de café besándose con ese idiota, la sangre me ha hervido de tal manera que no he podido aguantarme de gritarle por todo el pasillo hasta el despacho de Pete. Y ahora estamos sentados como dos niños pequeños esperando que mis dos socios nos reprendan por armar semejante circo y es solo culpa mía.

Pete le dice a Chay que vuelva al trabajo y a mi pide que lo despida si no puedo trabajar con él. El estómago me ha dado un vuelco cuando he pensado en esa posibilidad. Le he dicho que lo arreglaré y he salido corriendo de su despacho hasta el aseo más cercano.

Y en estos momentos estoy escondido en el baño intentando recuperar un poco mi cordura habitual, pero no creo lograrlo porque a los cinco minutos aparece Chay y cierra la puerta con cerrojo tras él.

— ¿Qué estás haciendo? — le pregunto un poco cansado de esta situación.

—Encerrarte hasta que me digas que es lo que te pasa — me dice muy serio.

—¿Y todavía lo preguntas? Haces cualquier cosa para sacarme de quicio, he llegado a pensar que te divierte verme cabreado.

—Si es por lo de la inversión podrías haberme metido en tu despacho y no armar tanto lío. Tampoco es tan grave y lo sabes, el riesgo era de nivel 3, tú has hecho jugadas mucho más arriesgadas. Así que dime qué carajo pasa — me exige.

—Tú Chay, eso pasa — le digo mirándolo a los ojos.

— ¿Y se supone que eso es una respuesta? — me pregunta con los brazos cruzados en su pecho.

Me acerco a él y lo atrapo entre mi cuerpo y la puerta del baño. Él respira aceleradamente y planta sus dos manos en mi pecho.

—A mí me mantienes a raya, pero te vas besando con ese idiota de Chen por cualquier sitio — le digo mirando sus manos.

— ¿Desde cuándo te importa con quien me beso Kim? — me suelta.

—Porque me vuelves loco, porque eres un mocoso engreído que se cree que lo sabe todo, porque no puedo sacarte de mi cabeza, porque odio que nadie, que no sea yo te toque — le explico sin dejar de mirarlo.

Veo como sus ojos se abren como platos, veo como la verdad se abre paso por su cerebro y empieza a empujarme hasta que doy un paso atrás. Ya está, ya lo sabe, quería información y se la he dado.

—Ahora ya sabes lo que pasa, querías la verdad y ya la tienes — le digo abriendo la puerta y dejándolo con la boca abierta.

De camino a mi despacho me encuentro con Chen, otra vez haciendo el vago, que raro. No sé por qué Pete lo mantiene en plantilla, es un holgazán pretencioso. Una vez ganó un concurso de diseño y ya se cree Frank Gehry.

Carpe Diem [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora