XXVII

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PETE

Son casi las siete cuando me rindo y salgo de la cama. He intentado llamar a Vegas varias veces y todavía no tengo noticias suyas. La noche se ha hecho eterna, me la he pasado en un estado de duermevela constante.

Miro por enésima vez mi teléfono sabiendo que no habrá nada en él que me dé información sobre Vegas.

Decido coger el toro por los cuernos e ir a su casa. Sé que es temprano, pero si él ha estado la mitad de nervioso que yo esta noche, lo encontraré despierto. Me visto y recojo mis cosas haciendo el mínimo ruido posible y salgo de casa de Porsche, dejándole una nota donde le informo donde voy.

Recorro los veinte minutos que me separan del apartamento de mi novio con los nervios reconcomiéndome por dentro. ¿Y si ha cambiado de idea? ¿Se ha arrepentido de haberme dejado ese mensaje? ¿Es por eso que no he sabido de él? Muchas preguntas y ninguna respuesta. No debí irme de esa forma, debí quedarme y hablar con él. No sé en qué momento me he convertido en un hombre dramático e impredecible, el amor nos hace idiotas a veces.

Dejo de darle vueltas cuando aparco el coche en la plaza al lado del coche de Vegas. Parece que está en casa, y que no ha movido el coche recientemente porque el capó está frío. Cuando paso por el lateral del vehículo veo algo brillante en el suelo junto a la puerta derecha. Me arrodillo y recojo las llaves de Vegas. El pánico empieza a hacerse con el control. ¿Qué diablos hacen sus llaves aquí? Y no son las de repuesto, son las que usa normalmente, lo sé por el llavero de Bob Esponja. Fue un estúpido regalo que le hice un día en modo broma, pero a él le encantó.

Subo en el ascensor hasta el ático y abro la puerta. Llamo a Vegas gritando a todo pulmón. No hay rastro de él por ninguna parte. Intento respirar con normalidad, pero todo indica que Vegas ha desaparecido. Sus llaves y su coche están aquí, así que solo puedo pensar en que no se ha ido por su propia voluntad.

Llamo de nuevo a su teléfono, pero me desvía otra vez a su buzón de voz. Le dejo otro mensaje para que me llame, pero tengo la angustiosa sensación de que no lo hará.

Cuelgo y llamo a Porsche, que me contesta con la voz ronca por el sueño. Le cuento lo que he encontrado en el piso de Vegas y escucho como Kinn le dice que irá a casa de su abuelo a comprobar que no está allí. Pero, ¿cómo va a estar allí sin sus llaves ni su coche?


VEGAS

No sé qué hora es, he perdido la noción del tiempo. No hay ventanas y Tawan me ha quitado el reloj que llevaba. Mis muñecas están rojas del roce de las cuerdas y mis brazos duelen por la posición en la que he estado varias horas.

Después de darme la cena y casi soltarme Tawan no ha vuelto a aparecer. Temo que se haya ido y que nadie me encuentre jamás en este sitio.

Pero poco después se abre la puerta y lo veo llevando otra bandeja con lo que parece una tostada y café.

—Tawan, tienes que soltarme, esto no tiene razón de ser—le exijo. 

—Yo quiero soltarte, pero él no me deja—me confiesa con la mirada baja.

—¿Él?—le pregunto sin saber a quién se refiere.

—Mi nuevo amo, él me ha ordenado que no te suelte—me responde.

—Si tienes un nuevo amo, ¿por qué estoy aquí?

—Yo te quiero Vegas, desde que me besaste en el club, solo puedo pensar en ti y él me dijo que si te traía aquí podríamos estar juntos—me explica.

—Tawan, si tienes un nuevo amo, no podemos estar juntos. Yo no comparto, ya lo sabes—le digo, esperando convencerlo.

—Pero, yo no lo quiero a él. Te quiero a ti— balbucea.

Carpe Diem [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora