VI

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PETE

Apenas he dormido, Vegas y su dolorosa forma de doblegarme me han tenido en vela. Miro el reloj de la mesita y sus manecillas me dicen que son las siete de la mañana. Me rindo en mi esfuerzo por volverme a dormir y me meto en la ducha para quitarme el sueño y el calor que abotarga mi cuerpo.

Después miro en el armario de la habitación que Vegas me ha asignado, es enorme, y cuando digo enorme me quedo corto. Las puertas dobles de lo que yo creía era un armario ropero es en realidad la entrada a un vestidor más grande que mi dormitorio. Perchas colgando en las barras que cruzan el vestidor de delante a atrás, repletas de trajes de vestir, camisas de botones y corbatas de todos los colores. En las estanterías abiertas puedo ver infinidad de camisetas y pantalones de deporte, también vaqueros y shorts frescos.

Un poco más allá una pared entera de zapatos para todas las ocasiones, los miro con sorpresa, ¿quién necesita tantos zapatos? Consulto la talla en unos zapatos negros de vestir y veo que son exactamente mi talla, lo mismo pasa con la ropa colgada. ¿Vegas ha comprado todo esto para mí? Tengo que hablar con él, es demasiado, pero cuando realmente un gemido se atora en mi garganta es cuando abro el cajón de la ropa interior. Miles de tipos de bóxeres se apilan dentro, también hay algunas cosas repletas de tiras que no sabría ni cómo colocarme. Un poco más allá veo medias de seda y lencería femenina. Nunca me he puesto ropa de mujer, y tampoco estaba en la lista que me mandó Vegas, así que es otra cosa de la que debemos hablar.

Después de la incursión a mi súper armario, elijo una camiseta y un pantalón corto de lino. Me dijo que ligero de ropa, así que no me pongo ropa interior ni zapatos. Bajo sigilosamente las escaleras y veo que Vegas aún no ha venido a desayunar.

Me atrevo a mirar en la nevera y puedo ver infinidad de alimentos frescos, huevos y refrescos de todo tipo. Decido preparar el desayuno para los dos, lo haré por intuición, si Vegas tiene esos alimentos es porque le gustan, así que saco un par de huevos, bacón y mermelada de arándanos. También cojo mantequilla y pan de la alacena. La cocina está bien equipada, así que no es difícil para mí preparar el café, las tostadas y hacer unos huevos revueltos con bacón. Estoy acabando de servir los huevos cuando noto la presencia de Vegas en el arco que separa la cocina del comedor.

—Buenos días Pete― me dice mirándome con curiosidad y un toque de maldad en esos ojos oscuros suyos. ¿Habré sobrepasado el límite haciendo el desayuno sin que me lo pida? ¿Habré roto por quincuagésima vez alguna norma no escrita amo/dominante?

—Buenos días, señor — le respondo, no quiero jugármela más, con mi castigo de anoche tuve suficiente.

— ¿Has dormido bien? — me pregunta sentándose en uno de los taburetes altos de la isla.

—No, señor— le contesto sinceramente.

—Me lo suponía, ¿entonces me has obedecido? — sigue su interrogatorio mientras mastica un poco de los huevos que he puesto delante de él.

—Sí, señor— le digo escuetamente.

—Eres un chico difícil Pete, tienes que aprender a no desafiarme, no quiero que sufras innecesariamente — me explica.

Bastardo de mierda, está disfrutando con todo esto. Y aunque no me ha dado permiso lo miro directamente a los ojos, es la única manera que tengo de ver si es sincero conmigo. Entonces su ceño se frunce con disgusto y con un gesto de su dedo me pide que me acerque hasta él. Y yo lo hago, me acerco con cautela hasta quedar a su altura.

—Tienes que desayunar, después tendremos una charla — me dice con un tono frío que me hiela la sangre. Voy a sentarme en una silla a su lado, cuando él la aparta para que no pueda sentarme.

Carpe Diem [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora