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El frio empezaba a intensificarse, no avance muchos pasos, me dolía el pie y el frio no ayudaba en nada, me detuve y me senté en una banca que estaba afuera de una cafetería, coloque las muletas a mi lado y solte un gran suspiro, todo esto me sobrepasaba, baje la cabeza y empecé a llorar en silencio, no podía creer lo que acababa de pasar, Walter es un gran hombre, pero solo lo veo como jefe y tal vez como amigo. De pronto una voz hizo que levantara mi cabeza.

—lo siento Rene, soy un imbécil, te juro que lo último que queria era lastimarte— Walter se sentó a mi lado –es solo que mueves muchas cosas en mi...

—por favor no sigas...

—dejame llevarte de regreso a la tienda, esta haciendo mucho frio.

—es mejor que me vaya.

—por favor Rene, no quiero alejarme de ti, olvidemos las estupideces que dije, por favor.

—es que no es fácil— limpie mi rostro –dame unos días por favor.

—esta bien, pero déjame llevarte a tu casa.

—no voy a mi casa– de pronto recorde que Dan iba a pasar por mi a la joyería –regresemos a la tienda por favor.

Walter se puso de pie y me ayudo a levantarme, tome mis muletas y muy despacio regresamos a la joyería. Rezaba porque Dan no tardara mas de lo que me habia dicho, estaba tan incómoda que quería salir huyendo del lugar. Rita me vio y se acerco a mi.

—¿Donde estabas? ¿Estabas con Walter?

—si... es que él... quería decirme unas cosas de mi seguro– tenia que mentirle a Rita, no queria hablar del tema de Walter y yo.

—ya veo— no parecía muy convencida.

La fiesta avanzaba tranquila, las personas comían mientras otras probaban los postres. El señor William se veia orgulloso, no dejaba de hablar de todo lo que habia hecho Walter en tan poco tiempo en la tienda y de los planes a futuro que tenian. Yo seguia sin moverme de la mesa, queria salir de aqui, pero tenia que esperar a Dan. De pronto el señor William me vio y se acerco a mi.

—hola bella niña– me sonrió –¿Como sigues de tu pie?

—bien señor gracias.

—se te extraña en la tienda, sabes lo importante que eres para mí ¿verdad?

—si señor, lo se y gracias.

—te ves triste— se sento a mi lado –¿Pasa algo?

—no señor, solo estoy algo cansada y espero que mi novio venga por mi para irme.

—vaya, no sabia que andabas de novia ¿Y quien es el afortunado?

—se llama Dan y es el mejor hombre del mundo– sonreí –tenemos poco tiempo, pero me encanta estar con él.

—se nota, esa sonrisa– señalo mis labios con su dedo índice –lo dice todo. Bueno te dejo, me encanto verte y espero que pases una hermosa noche buena y una linda navidad.

—gracias señor, igualmente para usted.

Una hora y media mas tarde por fin llego Dan, entro a la tienda y me busco con la mirada, cuando me vio se acerco a mi y me sonrió, yo le regrese la sonrisa, queria salir de aqui y verlo me puso muy feliz que no podia ocultarlo.

—¿Nos vamos?— dijo cuando me puse de pie, se acerco más a mi y me dio un beso corto en los labios.

—si por favor.

Tenía tanta prisa de irme que ni siquiera me importo el dolor de mi pie, no me despedí de nadie, lo único que quería era salir de ese lugar, ya no lo sentía mio como antes, ahora era un lugar desconocido para mi. Tiempo atrás la joyeria era uno de mis lugares favoritos, amaba mi trabajo, pero hoy ya todo es diferente, no lo veo de la misma manera y aunque me ponía triste, también estaba feliz de tener nuevas personas a mi lado.

—voy a renunciar a la joyería– le dije a Dan cuando ya estábamos en el auto.

—¿Que?— sonrió —¿Estas hablando en serio?

—veo que te hace muy feliz lo que te acabo de decir— también le sonreí.

—no lo voy a negar, se que Walter siente algo por ti y la verdad me encantaría que te mantuvieras alejada de él.

De pronto me puse seria, Dan siempre habia tenido razón y no quise escucharlo, se me hacia algo imposible ya que yo no miraba a Walter de esa manera. Dan siguió mirando hacia la calle, soltó el volante y me acarició la pierna, por encima de la tela de mi pantalón.

—¿Que pasa? Te quedaste muy seria.

—nada, es solo que... es raro, volví a la tienda y sentía que no pertenecía ahí– de hecho, eso lo empecé a sentir cuando Walter me dejo claro sus sentimientos, pero esa parte la iba a omitir.

—¿Y eso te pone triste?

—triste no, melancolíca, siempre pense que iba a durar muchos a años en la joyería.

—entonces no renuncies, deja que pase la incapacidad y si te sigues sintiendo asi pues renuncias.

—estoy confundida, a veces pensamos unas cosas que realmente no son, no se si me explico...

—no, la verdad no. Pero no le des tanta vueltas, siempre has lo que tu quieras hacer, no por complacer a los demas.

—¿Crees que quiero renunciar por ti?

—jamas te pediria eso, te repito, a mi me gustaría mucho que no estuvieras ahi, pero no es mi decisión.

Suspiré y dirigí mi mirada a la ventana del automóvil, no queria volver a ver a Walter, queria evitar todo contacto con el, pero como le decia a Dan lo que acaba de pasar, ademas no le veía el caso molestarlo con eso, adema si yo renunciaba se acababan los problemas.

—hay algo mas...

—¿Que?— dije preocupada.

—hay otra razón por la que quieras renunciar, pero no me lo quieres decir.

—te juro que no.

—¿Por que lloraste? crees que no note que tenias los ojos rojos e inchados cuando llegue.

—bueno si.... pero no tiene nada que ver con que yo renuncie, solo me puse melancolica con Rita y todo eso.

—sabes, aunque no lo creas, en el poco tiempo que llevamos de conocernos te puedo asegurar que te conozco bien.

—ok... Si hay otra razon.

—soy todo oidos.

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Claudia Franco 🫶🏻

Dan, Mi Corazón Te Pertenece (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora