7-. Ruta de escape.

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El lunes fue un buen día

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El lunes fue un buen día.

Ambos chicos habían logrado verse por una hora, más o menos, compartieron una torta de fresa y jugo de manzana, tal como MinHo lo había prometido. Al despedirse, acordaron no verse al día siguiente para que MinHo pudiese hacer sus tareas con más calma, así que se verían el miércoles.

Así transcurrieron algunas semanas, alternando entre días para verse y jugar un rato. A veces, MinHo le llevaba libros a JiSung, resultó que le gustaban las novelas de misterio, esos días se quedaban juntos leyendo y comentando acerca del libro que cada uno leía por separado. Otras veces, solamente caminaban, en ocasiones hacían chistes, o se burlaban del otro cuando tropezaba, en ocasiones se quedaban en silencio, solamente caminando juntos.

Para JiSung, era un escape, una cura a su vacío interior.

Para MinHo, era la simple sensación de paz al compartir su tiempo con alguien.

JiSung aprendió que MinHo era alguien muy fácil de tratar, era alegre naturalmente, le gustaba ayudar a quien podía, era empático y amable. Su corazón era muy cálido.

MinHo aprendió que JiSung era muy cerrado, tendía a guardarse mucho de lo que sentía, pensaba o sucedía con él, pero aún así, siempre trataba de hacerlo sonreír. En realidad, lo lograba con mucha facilidad, el menor se sentía contento aún si solo se sentaban juntos.

Se encontraban haciendo figuras de papel en el árbol de Han, era sábado y MinHo había ido a esperarlo desde temprano para poder practicar las figuras de origami que su madre le había enseñado.

- Oye, ¿quieres ir a mi casa? - JiSung dejó de doblar la oreja del gato para verlo con intriga.

- ¿A tu casa? ¿Te refieres a una residencia enorme con un edificio enorme en el centro?

- No. Ese es el ducado, pero está al suroeste, solamente he ido dos veces, papá va más seguido.

- ¡¿Tienen dos casas!? - Sí, sabía que MinHo era de buena familia, el niño siempre andaba vestido con ropas elegantes y zapatos bien lustrados, pero ¿era normal tener dos casas?

- No estoy seguro, pero creo que mamá tiene un terreno de camino a Mutka, pero está muy lejos, así que nunca lo he visitado, no sé si haya una casa...

JiSung no escuchó el diálogo completo, pero entendía el mensaje: no encajaría en la familia Lee.

- Pero lo importante aquí es si quieres ir a mi casa, no sé si tus padres te den permiso, pero si se da la oportunidad, me gustaría que pudiésemos visitarnos.

¿Cómo le explicaba a MinHo la situación sin quitarle la bonita sonrisa que adornaba su cara?

- Veré si puedo ir, mañana te digo la respuesta.

- Claro, no hay problema.

Ya tarde, cuando ambos habían acumulado una buena cantidad de animales construidos en papel, llegó la hora de despedirse. MinHo se encontraba guardando las piezas de cada uno en bolsas de tela que había tomado de casa.

La Concubina del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora