Tras cruzar unas cuántas habitaciones y esconderse de la mira de los guardias, lograron llegar a la habitación donde JiSung había estado habitando todo ese tiempo, MinHo pudo notar los pequeños dibujos sin terminar de preciosos paisajes que el menor tenía guardados en un lado de la habitación; las plantas que decoraban su ventana, el acomodo de la habitación, realmente tenía el toque de JiSung.
No tardaron mucho en empezar a hablar, la fluidez de la conversación les recordaba a las primeras veces que se vieron, cuando el bosque era su lugar de escape y podían reunirse ahí sin ser interrumpidos de ninguna manera.
Entre risas y sollozos, la noche parecía no acabar aún cuando habían estado juntos por horas, la nostalgia de los que alguna vez fue una amistad infantil, la comodidad que aún sentían de hablar con el otro, todo eso parecía eterno en ese momento. Y era una eternidad solamente para ellos dos.
Aunque, lamentablemente, los golpes repentinos en la puerta de la habitación lograron traerlos de vuelta al mundo terreno, una voz que anunciaba el pase de lista para toque de queda se escuchó al otro lado.
— Escóndete, espera un rato — le dijo JiSung, casi susurrando, mientras lo empujaba detrás de un espejo de cuerpo completo que había en la habitación.
MinHo se quedó en silencio, escuchó cuando JiSung abrió la puerta y el guardia entró a revisar que todo estuviera en orden, los nervios inundaron sus sentidos cuando escuchó pasos cerca de él, aún cuando no estaba haciendo nada malo; fueron disipados solamente una vez que el chico distrajo al guardia para que saliera pronto de la habitación, y se relajó por completo una vez que la puerta fue cerrada nuevamente y el silencio inundó la habitación.
— Dios, eso me asustó — dijo JiSung, pero MinHo no estaba prestando mucha atención — Ven, voy a sacarte de aquí, si ya revisaron aquí, quiere decir que pasa de medianoche, tus padres deben estar esperándote.
MinHo se limitó a asentir, fue guiado hasta la ventana para bajar por una cuerda que Han tenía en su habitación, fue cuando la brisa fresca de afuera recorrió su cuerpo que su cerebro finalmente conectó lo que quería decir.
— JiSung, ¿eres un concubino?
La pregunta tomó por sorpresa a Han, esperaba que el mayor se diera cuenta por sí mismo, le avergonzaba responder de su propia boca, de hecho, quería responder, pero las palabras simplemente se ahogaban antes de poder ser articuladas.
Lee pareció notar la sensación que estaba experimentando Han, así que se apresuró a acariciar su mano que sujetaba la cuerda, regalandole una sonrisa que reflejaba no más que apoyo y comprensión, no lo jugaría, solamente quería estar seguro.
— No es nada de qué avergonzarse, ¿sabes? No estás aquí por elección... Y sigues siendo igual de lindo que siempre...
Lo último lo dijo sin mirarlo a los ojos, ambos sabían que sus rostros estaban severamente rojos en ese preciso momento, y preferían evitar hablar de los sentimientos extraños que les aceleraban el corazón.
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La Concubina del Rey
General FictionLee MinHo, hijo del Gran Duque y mano derecha del Rey. Habitantes del inigualable reino de Thyateira, conocido por su prosperidad, sus tierras fértiles y su exportación de cristales y joyas preciosas. El reino perfecto. Han Jisung, el pobre hijo de...