Una serie de golpecitos en la ventana logró despertar de su ensoñación a un joven de piel morena y cabellos oscuros que reposaba en sus aposentos; el viento era ligeramente más fresco de lo que recordaba antes de haberse acostado, asumió que era ya entrada la noche, así que le extrañaba la presencia de alguien fuera de su habitación y llamando a su ventana.
Intrigado, se dió prisa a abrir, encontrándose así con un noble joven de cabello castaño que lo saludó con una amplia sonrisa, extendiendo su mano con el propósito de ser ayudado a entrar por el marco de la ventana.
— ¿MinHo? — inconscientemente habló susurrando — ¿Qué haces aquí? Es muy noche ya.
— Hola, Hannie, te extrañé. Discúlpame, interrumpí tu sueño.
— No, está bien, ¿necesitabas algo? ¿Estás bien?
— Estoy bien... Bueno, casi me caía hace rato, pero logré subir en una pieza. ¿Qué hay de ti?
Por inercia, quiso responder con un "bien", pero no se sentía precisamente bien en ese momento, y no podía mentir, no a Lee MinHo.
— Podría estar mejor.
— Lo sé. ¿HyunJin te dió mi mensaje?
— Sí, que sepas que no me es molestia ayudarte, y si en algo puedo servir, lo haré con todo gusto.
— Gracias, es muy noble de tu parte. Seguro estás cansado, así que durmamos.
El menor se sobresaltó al ver a Lee caminar hasta su cama, casi daba un grito de sorpresa, pero logró modular el volumen de su voz a tiempo.
— ¡¿Vas a dormir aquí?!
— Sip, me voy por la mañana, antes de que vengan a despertarte.
— Min, por el lado en que lo veas, esto es muy arriesgado, si te encuentran aquí, es ejecución para mí y es desprestigio para tu familia.
— Estoy consciente de ello, por eso me iré al amanecer.
— ¿Y tus padres? ¿Saben que estás acá?
— Les dije que dormiría afuera, supongo que saben que vine a verte.
— Dios santo, MinHo, debes estar demente para venir aquí sin ningún plan de respaldo y tan de imprevisto.
Cerró la ventana y se dirigió de vuelta a su cama, tomando lugar al lado del mayor como hacía tanto tiempo atrás, cuando eran pequeños e ignoraban las dificultades del futuro cercano.
Los brazos de MinHo rodearon su torso, brindándole calor en medio de aquella solitaria y fría habitación, tan aburrida, tan vacía de color y de vida. Era reconfortante, si era sincero, se sentía recobrar fuerza aunque no estuviese durmiendo realmente.
— ¿Cómo estuvo tu día, Ji?
La suave voz de MinHo acariciaba sus oídos, un susurro a su alma que lo motivaba a mostrarse tal cual era. Sabía que él no lo odiaría.
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La Concubina del Rey
General FictionLee MinHo, hijo del Gran Duque y mano derecha del Rey. Habitantes del inigualable reino de Thyateira, conocido por su prosperidad, sus tierras fértiles y su exportación de cristales y joyas preciosas. El reino perfecto. Han Jisung, el pobre hijo de...