Los días pasaron, acumulando años en sus vidas. MinHo había intentado ir a buscar a JiSung los primeros días, incluso meses después, pero su papá lo detenía en cada ocasión, le recordaba que, probablemente, había guardias en todas partes y era peligroso ir sin ser invitado, sobre todo a un lugar tan privado como lo era el Ala Oeste.
El acontecimiento de aquel día solamente desató más enojo contra el Rey en el corazón de MinHo, odiaba la idea de que hubieran llevado a JiSung como esclavo al Palacio y odiaba la idea de que él no pudiera hacer nada para salvarlo esta vez.
Fueron años en los que MinHo se sintió terriblemente culpable, viendo la pulsera que Han le había regalado en la primera navidad que disfrutaron juntos, la promesa era que siempre se recordarían si llevaban esa pulsera.
Era costumbre participar en el Baile Real al cumplir los dieciséis años, así, los mancebos y doncellas del reino podían anunciarse ante la sociedad como miembros activos de esta, lo que les permitía ser invitados a fiestas privadas, eventos importantes y adquirir cargos en el reino.
Baile al que MinHo se rehusó a ir.
Había cumplido ya la edad suficiente para ir, pero odiaba la idea, suficiente era con ver al Rey en los anuncios matutinos a los que debía asistir como futuro miembro del Parlamento, no quería ni siquiera respirar el aire a 5 km cerca de él, así que se negaba a participar en los eventos que no eran estrictamente necesarios.
Aún así, era conocido entre la gente, no solo por su rostro apuesto y facciones elegantes, también por el noble corazón del muchacho, le encantaba jugar con los niños pequeños, cosa que su hermanita le reclamaba constantemente diciendo que ya no le prestaba atención; le gustaba ayudar a las personas mayores en sus mandados y a menudo hacía donaciones a la iglesia para el cuidado de los huérfanos y extranjeros. Sentía que era una buena manera de mantener el recuerdo de su JiSung.
El tiempo seguía pasando, en un parpadear, MinHo estaba a meses de cumplir sus dieciocho años, la edad común en que se le daba un cargo de gobierno a los nobles, por lo que, con mucho esfuerzo, el Duque y la Duquesa habían logrado presentarse en el Baile Real con su hijo primogénito.
— Recuerda que el Rey no es precisamente una persona de fiar, ten cuidado con la manera en que actúas y el lenguaje que usas — le decía su madre mientras bajaban del carro.
— Y, MinHo, pase lo que pase, finge que no hay problema, si algo te toma por sorpresa, trata de mantenerte tranquilo, podemos hablar de ello cuando lleguemos a casa.
Ahora estaba realmente preocupado, ¿qué tan terrible era el hombre para recibir tantas advertencias?
La recepción fue tan buena como lo esperaba, el lugar acogedor, un mayordomo amable los guío hasta el salón donde se encontraban el resto de invitados, y las conversaciones parecían tener buen ambiente, por un momento sintió que no debía preocuparse.
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La Concubina del Rey
General FictionLee MinHo, hijo del Gran Duque y mano derecha del Rey. Habitantes del inigualable reino de Thyateira, conocido por su prosperidad, sus tierras fértiles y su exportación de cristales y joyas preciosas. El reino perfecto. Han Jisung, el pobre hijo de...