3. La debilidad del poder

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El día de la coronación

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El día de la coronación

Se llegó la fecha pactada para llevar a cabo la ceremonia de nombramiento del nuevo Rey, ese día mismo se ofrecería el primer baile real en honor al Rey Maximilian Dmitry Balovento, heredero legítimo al trono y la corona.

La multitud crecía en la plaza principal, acercándose rápidamente ante la emoción de conocer a quien dirigiría el reino, con brazo firme y misericordioso, justo como el difunto Rey León Alexander.

Oh, ingenuas almas.

En la residencia de los Lee, un carruaje Real aguardaba pacientemente, pues le había sido encomendado llevar a la familia que se convertiría en la más poderosa del reino - solo por debajo de Su Majestad.

Partió camino al Palacio una vez la familia arribó, seguían su camino en completo silencio, cada uno meditando sus propios pensamientos.

Esa mañana, MinHo había soñado un mar de sangre, donde había mucha gente suplicando ayuda y extendiendo su mano al Rey, quien observaba desde fuera del caos sin alzar un solo dedo. Abstracto, tal vez; el temor del niño de apenas 10 años fue más bien la escena, grotesca, turbia, traía a su memoria aquella fatídica noche invernal.
Corrió a la habitación de sus padres, les contó entre lágrimas la pesadilla que nublaba su juicio, ambos sintieron un ambiente más pesado instantáneamente, pero se limitaron a consolar al pequeño que se deshacía en temblores y sollozos.

La mañana se sintió bastante helada, chocaba con la temperatura del exterior, había el presentimiento de que algo malo pasaría.

Luego de llegar al Palacio, la familia Lee fue dirigida a la sala donde esperarían indicaciones, pues ellos eran miembros importantes en la ceremonia.

El pequeño MinHo observaba todo escéptico, sus padres siempre le habían dicho que no era correcto juzgar a las personas por la primer impresión que tuviese de ellas. Pero las primeras impresiones son fuertes, y difícilmente se olvidan.

Se distrajo mirando a los alrededores, un día alegre podía reflejarse en el aire cálido del exterior, se sentía divagar satisfactoriamente viendo el panorama, hasta que la voz de algún mayordomo les llamó, haciéndoles saber que era hora de pasar al Gran Balcón del edificio principal, en donde se haría nombramiento a los nuevos cargos.

Aquel balón era realmente esplendoroso, la vista al patio principal, que se encontraba atestado de gente emocionada ante el nuevo comienzo, y que reía alegremente entre las fuentes y esculturas que el área presentaba. Hacía que el temor y ansiedad del primogénito de los Lee disminuyera, aunque fuera un poco.

Aquel día estaba destinado a ser memorable, alegre, lleno de dicha y celebración, por lo que MinHo se convenció a sí mismo de qué su sueño no arruinaría su humor.

La ceremonia comenzó, los honorables trompetistas dieron inicio a la coronación del nuevo Rey.

- ¡Pueblo de Thyateira! - habló el sacerdote - ¡Hoy, el Creador del universo y nuestro Señor, ha convocado a toda su gente en este lugar, pues ha visto la necesidad de este pueblo, y nos concede a un nuevo monarca, un nuevo líder, que gobernará en rectitud y justicia, al igual que su predecesor: Léon Alexander Balovento, el Grande!

La Concubina del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora