Capítulo 5

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Desde esa estúpida charla de sus asistentes, Jihyo no ha dejado de pensar en que ya es tiempo de darle una oportunidad a eso que tanto le piden. 

Al principio pensó que la persona que vaya a tener su amor debe tener algunas características, algunas virtudes o algo que le diera paso a saber que esa persona es la indicada para entrar a ese mundo que nunca ha explorado ni interesado. 

Miró la lista de las agencias para casamientos que sin falta alguna le hacían llegar quincenalmente. 

Soltero, buena escuela, fines en común que quizá servirían en una relación, que se vea pulcro y que no tenga actitudes machistas, si piensa en matrimonio; bienes separados de principio a fin sería algo obligatorio. 

Fue tachando conforme iba encontrando algún detalle que no le gustara.  En el fondo sabía que tenía miedo de dar ese paso y que le gustaría hacerlo en un entorno más natural, empezar por una amistad y crecer a un noviazgo. Pero el tiempo apremia y honestamente no le ve caso perderlo en algo que tiene un 70% en fracasar.

Mmm, la verdad, vio la cifra en un tiktok, así que aunque no le da seguridad, al menos lo pone en tela de juicio. Casi todos los matrimonios tienen probabilidad alta en terminar en menos de 2 años. 

Igual que las empresas nuevas. Su cabeza era un mundo de probabilidades y el matrimonio no es seguro de por vida, ser divorciada da mala fama y resta puntos en la sociedad, ser esposa, madre y empresaria, da muuuuchos puntos a favor. 

De nuevo su cabeza le daba datos empresariales, ella en serio le gustaría algo que se de forma natural, pero cómo diablos podría darse si no tiene tiempo de socializar.  La única opción era acceder a algunos buenos partidos que las agencias le mandaban. 

Por fin fue Jueves, su momento favorito de la semana, ya casi se acaba su novela, ya intuía quién era el asesino de los padres del protagonista, pero aun así quería terminar el libro y dejarse sorprender. En el camino, JB y Bambam no paraban de hablar del novio del primero. 

Era muy raro que lo dejara salir con los del trabajo. Aunque casi nunca pasaba mucho tiempo con sus asistentes, lo poco que platicaban en el pub le encantaba, porque aunque hablaran del trabajo, no era del trabajo en sí, ella nunca se ha quejado del trabajo, pero le gustaría tener algo de qué quejarse para entrar en la plática con ellos. 

Después de un rato se apartó a su rincón favorito, puso música que le gustaba y se sentó a leer un rato, era cómo salir con sus empleados, pero como es la jefa, siente que debe darles espacio para hablar de cosas del trabajo sin tener que limitarse por su presencia.

La bonita Chae, le llevó un café y le contó de una nueva admiradora. La puso en alerta porque sino sabía lidiar con hombres acosadores, con mujeres menos. 

No veía por qué la insistencia de que saliera con un mujer, no es que ella fuera lesbiana, si tuviera una relación romántica, en todo caso sería con un chico... Miles de interrogantes se acumularon en su cabeza ¿Será lo mismo salir con un hombre o con una mujer? ¿Habría una forma de saber qué características debería tener para empezar a buscar? ¿Podría ser lesbiana?

Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos, convivir con homosexuales, le hacía ver natural y casi obligatorio algo que ni siquiera sabía si era. 

Una semana más. El correo le llevó el nuevo catálogo y se decidió a ver los candidatos de forma objetiva sin imponer sus miedos. Un chico cumplía casi todo o más fue con el que decidió iniciar. La agencia concertó su cita para el almuerzo del sábado. 

Tendría que sacrificar su día de comida rápida y kdramas para ver a un tipo, pero ahora que por fin tenía la curiosidad del amor, daba prioridad a ese tema. Leía por vigesima quinta vez el perfil desde el catálogo de prospectos, no terminaba de convencer, pero era el menos peor de entre todos. pasaba distraía las hojas hasta que Bamban tocó a su puerta. 

—Ya son las 7, nos vamos? —la mirada que hizo le explicó que Jihyo no sabía de qué hablaba —Es jueves, nos vamos ya al pub?

-Ahhh, así que era eso- pensó, realmente el tema del amor hace que una tenga la cabeza en otro lado.

Llegaron con charla banal durante el camino al pub,  la recibió Chaeyoung con una sonrisa que iluminaba el pub, la abrazó como siempre lo hace y se sentó a ver con qué coctel la sorprendería por hoy. Puso hielos en un vaso y fue poniendo capas de licores, adornó con un popote que daba varios giros, era muy colorido y divertido. Revolvió el contenido y disfrutó el primer trago y su refrescante y dulce sabor le abrió el apetito, pidió unos aros de cebolla y unas papas, para acompañar. 

La estaba pasando realmente bien esa noche, se quedó un ratito extra poniendo atención a los comentarios de las relaciones hasta que como siempre no tuvo nada más que aportar a la plática y por fin terminaría su libro, apenas encontró donde se había quedado la última vez, la campanilla sonó dejando entrar a 3 chicas.

Su moda japonesa, destacaba sobre la común dentro del pub, una fue apartada mientras las restantes dos caminaron magnamente hasta la barra, le llamó la atención la alta, sus piernas largas y coqueta sonrisa, le hipnotizó de inmediato, su cabello ondeaba en cada paso que daba. se sentó y le dijo algo a Chae pero la otra japonesa le había robado toda la atención —EY!!! — gritó para dejar de ser ignorada y su sonrisa le hizo parecer una ardillita preciosa.   

Chae salió de su propia hipnosis y empezó a servir, por la espalda de la chica que tiene frente no pudo ver qué prepararía... la espalda de esa mujer era, muy bella, esbelta y delicada, su perfil mantenía el toque justo de sensualidad y elegancia. La chica se giró lentamente y parpadeo al encontrarse con su mirada. 

En ese preciso momento un flamazo le hizo girar la mirada para revelar el característico aroma de uno de los mejores cocteles, sonrió para la barista que sirvió de distracción y avergonzada bajó su vista al libro que más que leer, fue la fachada para disimular su sonrojo. Pasaba los ojos por las letras, pero su mente estaba cegada ante la escena y su propio comportamiento. 

 Sus ojos viajaron de nuevo hacia la barra. La otra japonesa y su novia llegaron de la mano pero se separaron acaparando a cada una de las sentadas y cuando la rodaja caramelizada de naranja con chocolate fue dada, sintió algo que solo los libros le habían ocasionado. 

Quisiera ser ella— pensó, —quisiera ser esa chica en extremo blanca para recibir de su mano esa naranja, que cayera un poco de cobertura y que su suave toque limpie las migajas de la comisura de mi boca y tenerla de frente para ver como su boca come esas migajas

Jihyo se perdió en el mágico sueño de una escena romántica con alto contenido sensual, aquellas volvieron a desaparecer y ella de nuevo confundida y avergonzada regresó su vista a las letras impresas. Se obligó a pasar las hojas sin voltear a ver a esa preciosa chica sentada en la barra, puso todo su empeño en lograrlo hasta que unos pasos se fueron acercando y al tenerla de frente, bajó el libro y recorrió su escultural cuerpo desde esas largas y torneadas piernas disfrutando de cada curva revelada hasta llegar a sus ojos, ese par de almendras brillantes que la observaban con la más linda de las sonrisas que nunca ha recibido. 

—Hola...




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