Reglas para entender a una Park

Capítulo 11

—¿Cómo sabes que no tengo Recursos Humanos?

—Tu organigrama está hecho un caos. Los puestos no están nivelados a la jerarquía y tampoco están organizados por sección. Aparte, veo que...

Se detuvo porque Jihyo la miraba con enfado; ella era perfeccionista, su organigrama estaba como ella consideraba correcto. Se decía el puesto y con quien trabajaba. ¿Cómo se atrevía esta mujer a juzgar su trabajo, si no sabía nada de nada? Su respiración era lenta y las fosas nasales se pronunciaban en cada entrada y salida de aire; sus ojos ardían, queriendo incinerarla en ese momento.

Afortunada o desafortunadamente, Bambam tocó la puerta entrando a la oficina y viendo a las dos mirando el pizarrón de Jihyo. Atónito por la visita, abrió y miró su agenda virtual, donde claramente no estaba la cita de Sana. La mirada aterradora que su jefa le daba le hizo bajar la presión, el azúcar y cualquier cosa que antes le daba seguridad.

—Bueno, fue un placer. Hasta luego.

Se despidió Sana y salió corriendo no solo de la oficina, sino también del edificio. Esa sensación de preferir no haber hecho locuras, que la hicieran salir huyendo. Tal cual le prometió a Mina hace menos de 24 horas y tal cual acaba de hacer ahora mismo. La cara del mismísimo demonio le recordó los funestos finales de ella tras las rejas por meterse al trabajo de la chica que le gustaba.

Jihyo le preguntaba a Bambam qué estaba mal con su organigrama. Él buscaba las palabras para explicarle el orden que consideraba debería llevar, pero asegurándole que la forma en que ella lo hace es mejor porque así sirve más.

Quería romper su pizarrón, pero era muy caro y no había necesidad. Le ordenó que arreglara ese organigrama y salió hacia la calle esperando alcanzar a Sana. No estaba enojada con la hermosa chica, sino consigo misma, por ignorar ese conocimiento y quería saber más. Si eso hacía que su empresa fuera mejor, ella quería saber.

No la alcanzó a ver y es que, honestamente, Sana solo caminó sin darse cuenta de hacia dónde hasta que su mente se calmó y sus pies empezaron a doler, se detuvo para preguntarle a Google Maps dónde estaba y cómo le hacía para llegar a su departamento. Afortunadamente, no tenía que atender ningún cliente después. Triste y abatida, pidió un Uber y se fue a su casa. Todo le había salido mal.

Por otro lado, la que le fue súper bien fue a Mina. Más temprano, se llevó una sorpresa cuando en pleno entrenamiento de Pilates, un precioso gatito que prepara cafés ricos entró detrás de la asistente de su entrenadora preguntando por las clases que daban. Ella estaba de cabeza cuando el gatito se asomó y casi cae al suelo, pero gracias a Solar, que exigía más tiempo en la repetición y la estaba cuidando, no cayó de bruces.

—Moonbyul, querida, por favor, pasa solo cuando no esté en sesión —pidió cargando y regresando a Mina a su lugar.

—Lo siento, solo quería enseñarle los aparatos.

La asistente lo hacía al revés; le gustaba molestarla y hacía siempre lo contrario a lo que le pedía.

—Minaring —saludó con una tierna sonrisa y moviendo su manita.

—Ho-hola Chaenggi. —Contestó una Mina en estado derretido.

—Ves, se conocen. No hay por qué no mostrarle los aparatos y lo que se hace aquí.

—Byul —Solar intentó reprenderla, pero solo soltó su nombre consiguiendo que su clienta se distrajera por completo, aunque la sorprendió lo mucho que resistió en esa terrible posición.

—Bien, si te interesa saber algo, házmelo saber. También tenemos clase de pole dance; si me sigues, puedo mostrarte ese salón. —Chaeyoung no pudo seguirla; conservaba la sonrisa y la mirada puesta en Mina.

Un tirón de su sudadera la llevó lejos de la vista más preciosa que nunca había tenido a las 7:05 am. Odió levantarse temprano, pero valió cada maldito esfuerzo y las 15 alarmas que puso. Si pudiera estar más tiempo con esa hermosa mujer, estaba segura que necesitaría otras 15 para pararse más temprano. 

ヽ(=^._.^)ﾉ ☆ Miau ☆ ~(^.˳̫̬.^ 彡)ノ

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