Jihyo ha estado frente a la pila de papeles sin poder avanzar. Quizá ha releído quince veces el primer párrafo del contrato frente a ella, en serio quiere concentrarse, pero su mente la traiciona cada vez que llega al tercer renglón, donde aparece la palabra "amistoso", y sin remedio, vuelve a recordar la pijamada con Sana y sus amigas. Incluso Bambam, uno de sus asistentes, ha llegado a decirle: "Ya me lo dijiste como tres veces, Jih". Cada vez que algo le recuerda esa noche, termina compartiéndolo, casi sin darse cuenta.
Ahora, muchos años después, empieza a entender por qué los grupos de la escuela se reunían cada lunes para contarse lo que habían hecho el fin de semana. Antes le parecía trivial y poco práctico, pero lleva horas divagando. En serio, no puede concentrarse.
Decidida, se levanta con el firme propósito de encontrar a alguien que le escuche, alguien que incluso presumía ser una "profesional" no remunerada en oír historias repetidas. Toma su saco, dejando todo en el escritorio, y salió en dirección al pub.
Al llegar, Chaeyoung la recibió con su sonrisa amplia, sus hoyuelos acentuados, corre a darle un abrazo efusivo. La lleva a la barra, donde la hace sentarse junto a Mina, quien, con su porte serio y sus ojos enérgicos, parece envuelta en llamas.
—Mina, bonita mañana, qué gusto verte —saluda Jihyo con cautela.
—Jihyossi —responde Mina, devolviéndole un asentimiento leve, sin decir nada más.
—¿Qué te ofrezco, Jihyo onni? —pregunta Chaeyoung desde la barra.
—Un café frío, pero con mucho dulce. Eso que tiene Mina se ve delicioso, ¿te puedo copiar, Mina-san?
Mina se relaja al escuchar el "san", una estrategia cuidadosa que Jihyo sabe usar bien, logrando que Mina se sienta en confianza por su origen japonés. Chaeyoung, con entusiasmo, se pone en marcha y saca un tema en común para romper el hielo entre las tres.
—Entonces... ¿les gustó la pijamada? Hace años que no voy a una, creo que desde la secundaria.
La empresaria, ni lenta ni perezosa, empieza a contar una vez más las anécdotas de esa noche tan especial para ella. Chaeyoung ríe con cada historia, aunque ya la ha oído antes, sigue reaccionando con sorpresa auténtica en cada detalle que Jihyo revive. Pero cuando Mina interviene para añadir su propia versión, o un detalle que Jihyo pasó por alto, se siente aún más mágico. La sonrisa gomosa de Mina y el ambiente acogedor le dan a Jihyo una inesperada sensación de seguridad.
De repente, Chaeyoung lanza una pregunta que cae como un rayo:
—Jihyo onni, ¿estás saliendo con Sana?
El suelo parece desmoronarse bajo sus pies. El pub se siente pequeño, luego enorme, y el corazón de Jihyo se acelera mientras intenta encontrar las palabras adecuadas.
—Ah... —carraspea, buscando aclararse la garganta—. He-hemos quedado muchas veces para comer y atender cosas de la joyería —vuelve a aclararse la garganta—. ¿A eso le... llamas "sa-sa-salir"?
Chaeyoung la observa, con una expresión de desconcierto—. No, o sea, que si ustedes dos están saliendo... como novias. Es que parecen novias, y habría pensado que Sana onni sería más posesiva, o que estaría encima de ti todo el tiempo.
De repente, todo se vuelve lejano, como si estuviera dentro de una pecera. Jihyo siente que su cabeza está vacía y cada sonido se distorsiona.
—Yo... oh, no. No, no, ella no es... no es mi novia —responde, agarrándose de la barra porque siente que perdió el equilibro.
La confusión es evidente en su rostro. Repasa lo que Chaeyoung ha dicho, y aunque parecen simples observaciones, las palabras "novia de Sana" no termina de ser una frase completa, solo puede ver como palabras ajenas una de otra sin poder unirse en su mente.
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Reglas para entender a una Park
Hayran KurguHay mujeres tiernas, mujeres hermosas, mujeres poderosas, mujeres elegantes, mujeres arrogantes, mujeres de muy buen cuerpo, mujeres amorosas, mujeres admirables, mujeres talentosas, mujeres perfectas... y luego esta Park Jihyo que es todos eso y má...