Capítulo 22

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La cena transcurre entre risas y bromas inesperadas. Sana sigue el hilo de comentarios con una sonrisa mientras intenta aguantar el impulso de responder a cada doble sentido que lanzan Momo, Mina y Dahyun. Parece que disfrutan ver cómo Sana se retuerce entre el encanto de la situación y el deseo de hacer algo más que sonreír y asentir. Jihyo, con toda su inocencia, escucha las bromas sin captar las insinuaciones, lo cual solo aumenta la incomodidad de Sana.

—¿Por qué te pones tan roja, Sana? —pregunta Jihyo, con un toque de curiosidad en su mirada.

—Ah... solo hace calor aquí —murmura Sana, esforzándose por mantener la compostura, aunque una sonrisa traicionera le cruza los labios. Jihyo la mira un instante y asiente, aceptando la explicación sin cuestionarla, mientras Tzuyu también se ríe, aunque más por lo absurdas que parecen las bromas. Jihyo y Tzuyu comparten esa risa algo nerviosa, un tanto porque solo entienden la mitad de los chistes.

Una vez en la sala, todas se preparan para dormir. Empiezan a hacer espacio, moviendo los sillones para que todas puedan caber en colchonetas y sacos de dormir, dejando un gran espacio en la sala. Jihyo se acomoda en un lado, mientras las demás se amontonan en el extremo opuesto, haciendo bromas sobre quién va a roncar primero o quién terminará dando patadas en la noche. A última hora, sólo queda un espacio: justo al lado de Jihyo. Sana mira de reojo a Mina, quien se ha acomodado estratégicamente al otro lado de Tzuyu, dejándola sin más opción que recostarse junto a Jihyo.

El silencio cae en la habitación tras varios minutos de chistes, actualizaciones cortas de chismes, bostesos y despedidas con deseos de buenas noches.  Pero Sana, aún alerta, empieza a percibir cada mínimo detalle a su alrededor, todas habían quedado dormidas menos ella. La suave respiración de Jihyo cerca, el roce accidental de sus brazos al acomodarse y la calidez que emana de su cuerpo le hacen sentir cosquilleos que logran dejarla sin aire. De vez en cuando, Jihyo se mueve ligeramente, y en un acto inconsciente termina acomodando la cabeza en el hombro de Sana, dejándola atrapada en un limbo entre el deseo y la incomodidad.

Cerrando los ojos, Sana intenta contar borreguitos en la oscuridad para calmar su mente. Los suaves ronquidos de Momo interrumpen sus pensamientos, al igual que el movimiento de Tzuyu, quien cada tanto destapa a Mina al moverse en sueños. La noche parece eterna para Sana, y cuando finalmente logra dormirse, se despierta de nuevo, sintiendo el suave peso de Jihyo prácticamente encima, los brazos de la empresaria acomodados con familiaridad sobre su cuerpo. Sana, sin saber si reír o susurrar algo para evitar despertar a las demás, intenta volver a poner a Jihyo a su lado, pero en su insomnio apenas puede evitar mirar de reojo el rostro sereno de la mujer que la tiene muy enamorada.

A la mañana siguiente, Tzuyu es la primera en despertarse y empieza a remover a todas de su lugar, quejándose entre bostezos y risas de estar sola. Al ser la última en despertar, Sana abre los ojos lentamente, con la vaga sensación de estar atrapada. Al enfocarse, se da cuenta de que se encuentra prácticamente sepultada entre las almohadas naturales de Jihyo, y, para su sorpresa, las demás ya están despiertas, riendo a su alrededor. El rubor de Sana no tarda en aparecer al ver la sonrisa burlona de Momo y el destello travieso en los ojos de Dahyun. Antes de que pueda moverse, Mina ya está lanzando bromas juguetonas y cómplices, convirtiendo la escena en un verdadero show de comentarios y carcajadas.

Tras recuperar la compostura y desayunar todas juntas, Mina menciona que debe irse por un compromiso de trabajo, Sana decide acompañarla, y ambas reciben un aventón de Jihyo. Durante el trayecto, la conversación se torna ligera y divertida. Sana y  Mina comparten historias sobre la vida en su departamento, revelando que ellas y Momo viven juntas, recién se mudaron a esa casa y, además que las 3 son psicólogas. 

Entre anecdotas de la universidad, le cuentan que cada una se ha especializado en un área distinta: Sana en psicología laboral, Mina en la clínica y Momo en la educativa. A medida que cuenta estos detalles, Jihyo escucha con atención, y Sana apenas nota cómo Jihyo la observa de vez en cuando de reojo, con una expresión curiosa, como si tratara de comprender más profundamente lo que hay detrás de la vida de Sana. 

De regreso a su casa, decide pasar por el pub para recoger comida y relajarse con dramas en su casa. Mientras espera que Chaeyoung prepare su pedido, se sienta un momento en la barra, disfrutando del aroma del café recién hecho y el bullicio del lugar. Sin embargo, apenas tiene tiempo de asentarse cuando sus asistentes, llegaron de la nada curiosos, empiezan a rodearla, preguntándole en tono cómplice por los detalles de la pijamada.

—Vamos, Jihyo, danos el resumen. ¿De qué hablaron? ¿De romances secretos? ¿se pintaron las uñas? ¿Le gusto el billete del ajolote?... —preguntaban sin esperar la respuesta.

Jihyo, divertida y a la vez sorprendida por sus preguntas, no puede evitar pensar en lo irónico de la situación. Sonríe y responde, con una pizca de sarcasmo:

—Es curioso. Aquí, entre ustedes, parece haber más chismes y preguntas que en toda una noche de pijamada con las chicas.

Las risas de los asistentes llenan el pub mientras Chaeyoung mira con curiosidad, haciendo una pausa de su trabajo para no perderse detalle de la conversación. En ese momento, Jihyo se da cuenta de algo nuevo: este círculo de personas, amistades y risas la hace sentir, por un instante, parte de algo más allá del trabajo.




(=^._.^) Miau ~(^.˳̫̬.^ )

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