capítulo 49

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Una casa nueva, pera un nuevo humano

Decir que estaban exaltados era poco, a mitad de la noche habían encontrado la habitación de Ondina vacía, sin signos de ella, estaban todos locos intentando encontrarla, solo al encontrar la carta que ella misma había escrito se dieron cuenta que estaba por hacer una locura.

Sin temor alguno Carlisle tomó su teléfono para marcar a los seres que los ayudarían a encontrarla.

Los lobos.

Sin dudarlo todos comenzaron a recorrer el bosque, Jacob había sido el primero en correr, aunque el no se había vuelto lobo, necesitaba ser humano para encontrarla, en forma de lobo se desviará de su misión.

No quería pensar, no quería ni siquiera imaginar en el cuerpo de Ondina sin vida, el tenía que llegar a ella, si su presentimiento era correcto ella solo podría estar en un lugar.

Era un acantilado, muchas veces había soñado con ese lugar, era muy antiguo, en la manada se decía que desde aquel lugar, un guerrero había saltado aceptado su muerte siendo víctima de una criatura, en sus sueños el era ese guerrero, al ser rechazado por su impronta ya no se veía con razones de morir, decidió saltar al océano donde las estrellas brillan con una luz diferente casi místico, y donde por un breve momento, pareciera que la luna no se esconde en el horizonte sino que está parada sobre el océano, un lugar perfecto para morir.

Al llegar sintió como sus piernas casi flaquean al verla, estaba sentada al borde del precipicio con su parte superior recostada en la piedra.

- ONDINA! - grito corriendo hacia ella, su corazón latía a mil por hora, temía lo peor.

Con la brisa nocturna golpeando su cabello, la chica abrió de nuevo sus ojos para mirar al chico.

- Jacob... - susurro antes de ser abrazada por el lobo sintiendo su calor.

- que demonios haces!? Por que?! Porque querer morir? - en sus ojos solo había dolor, con sus manos acunaba el rostro pálido de Ondina para por al menos un momento saber que ella estaba bien.

- quiero ver el amanecer...

- el amanecer? - susurro mirándola aunque ella solo girará su cabeza para ver el orizonte.

- siéntate conmigo Jacob...

El chico aún dudoso de sus palabras lo hizo sentándose a su lado pero sin dejar de mirarla, aún cuando ella recostó su cabeza en su hombro.

- estaba mirando las estrellas cuando pasó - explico mientras respiraba lentamente - miraba las estrellas cuando mi madre tomó la perla negra... cuando fui capturada por los vulturis... cuando Jane y la guardia bebían mi sangre...

- te falle! Yo debía protegerte y te falle, lo lamento tanto, pero no hagas una locura, por favor.

- nunca me fallaste Jacob... tu fuiste la razón por la que llegué aquí, pero no podemos detener lo que ya esta en camino.

- tu camino es morir?! - pregunto el chico alejándose para poder verla mejor.

- mi camino es volver con ellas - habló con una sonrisa triste mirando de nuevo la luna y las estrellas - ellas me están esperando.

- y nosotros? No importamos? Quédate aquí.

- ya es tarde Jake - admitió mirándolo por primera vez a los ojos - la perla negra tarda 15 minutos en hacer efecto, el tiempo que falta para que la luna desaparezca y salga el sol, quiero ver un amanecer en el atardecer de mi vida.

- Ondina... - los ojos del chico ya estaban plenos de lágrimas, intentando contener lo que quedaba de su control.

- no hay vuelta atrás, pero antes de cruzar el umbral... quiero estar contigo, Jacob Black tomarías mi mano? - pregunto mientras unas lágrimas corrían por sus ojos - ...por favor  - susurro levantando su mano pero el chico la movió para abrazarla, el sabía que ella también estaba asustada.

- lo lamento... te falle, te hice elegir esto.

- por primera vez elegí, tu no me obligaste a nada, nada Jake... - susurro aun abrazando al chico, sintiendo su cuello mojado por las lágrimas - fuiste el primero en hacerme entender... que tenía libertad, libertad... de amar - con sus manos temblorosas y un rostro que comenzaba a iluminarse por el sol naciendo tomó con cuidado el rostro de Jacob para que este la viera - te amo, en esta y la siguiente vida Jacob Black - como un acto de verdadero sentimiento, el chico acercó su mano al rostro de Ondina y como si ambos supieran que hacer, unieron sus labios en un beso tibio, era como si entre sus labios, se difieran todo, los dos pares de manos comenzaron a tener contacto con el cuerpo del contrario, sintiendo la forma de sus cuerpos, pero para Jacob eso era algo que comenzaba a dificultarse, en un momento de separación por falta de aire, vio como aquellos hermosos ojos multicolor, llenos de lagrimas, comenzaban a brillar de una forma diferente, su cuerpo comenzaba a desintegrar poco a poco, como si de cenizas en el viento se tratase, su brillo celeste verdeso era sin igual, aquellas partículas brillantes se marchaban hacia donde el viento las llevase, lo último que quedaba era parte de su torso, una lagrima cayó al suelo, un te amo fue dicho, y una sirena desapareció en lo que fue una eternidad bajo de lo que para el resto del mundo fueron pocos segundos, tal vez en otro mundo, ellos serían felices, pero para Jacob Black, su mundo había caído, desaparecido, y muerto.

La manada, los Cullen, todos, escucharon los gritos de agonía del chico mientras arrancaba el musgo que una vez creció en aquel acantilado, al llegar, se encontraron con la peor escena, un mundo sin Ondina.

La manada, los Cullen, todos, escucharon los gritos de agonía del chico mientras arrancaba el musgo que una vez creció en aquel acantilado, al llegar, se encontraron con la peor escena, un mundo sin Ondina

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Los sueños son efímeros, una laguna mental que crea cosas que en la vida real jamás existirían, pero que pasa cuando esos sueños deciden salir de tu mente.

Al abrir sus ojos ahí estaba, recostada en una cama diferente, estaba hecha de nieve, nieve que no se derritia, era tan suave que no quería dejarla pero mis sentimientos me hicieron dejarla al ver a alguien parada frente a mi, dejando caer una charola con mucha comida.

- quien eres tu!? - grite alejándome de ella, pero la chica simplemente sonrió intentando acercándose a mi - no te asustes, todo esta bien ahora, mira traje mucha comida.

La chica parecía intentar calmarme pero yo lo sabía, yo estaba muerta, tomando un puñado de nieve, la estrelle contra su rostro para salir corriendo de lo que parecía una tienda de dormir, al comenzar a correr me di cuenta que era toda una comunidad de mujeres, muchas al verme se asustaron atrayendo a sus niñas hacia ellas, ni siquiera me quedé a ver ya que comencé a correr, intentando saber dónde estaba, el sonido del océano estaba cerca por lo que corri hasta llegar a unos grandes portones de oro, estos se abrieron dejándome ver por primera vez mi realidad, un océano infinito.

- yo no me iría tan pronto - las palabras de alguien a mis espaldas hicieron que me detuviera, esa voz la conocía - tantos años lejos, pero creo que aún recuerdas como suena tu madre, o no? Ondina.

Con todo el terror del mundo gire lentamente mi cuerpo, viendo por primera vez el rostro de la mujer más hermosa, mirándome a una distancia corta, su cabello negro trenzado como una pequeña coronilla dejando el resto suelto, sus ojos me miraban felices, usaba un vestido celeste semi trasparente, con sus brazos extendidos hacia mi.

Mis piernas parecían no tené fuerza, este era el paraíso?

- mama...

- bienvenida a casa Ondina - susurro antes de ser atrapada por mi abrazo.

𝕸𝖆𝖗 𝖉𝖊 𝖘𝖊𝖓𝖙𝖎𝖒𝖎𝖊𝖓𝖙𝖔𝖘 ~ Jacob Black  CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora