algo me dijo que viniera, no me culpes si lo que hice aquí fue diferente a lo que esperabas, yo simplemente soñaba con ser libre, pero la libertad es imposible en este mundo lleno de hilos
Dos meses habían pasado desde la muerte de Ondina, los Cullen habian comenzado a retomar la vida, Bella se había casado con Edward, aunque no había sido un matrimonio tan esplendoroso como una vez Alice soñó, tanto ella como Rosalie quien amaba las bodas, no podían imaginar una fiesta sin su amiga.
- papa no debes preocuparte, te visitaré muy pronto, únicamente quiero terminar de preparar las cosas en la nueva casa - habló Bella por teléfono con su padre - esta bien, adiós.
- deberíamos marcharnos, no es bueno para el tener tantas dudas - dijo Esme mirando a su nuera.
- no podemos irnos tan pronto - dijo Jasper.
- nosotros nos queremos quedar - dijo Bree alejada del resto - solo un tiempo.
- lo mejor es mantener el luto más tiempo, Ondina no le gustaría que la olvidemos tan rápido - dijo Edward mientras miraba su piano.
- olvidar la no es una opción pero...! - Rosalie se detuvo al hablar cuando escucharon como Alice dejaba caer un jarrón con calendulas.
Rápidamente Jasper corrió hacia ella para sujetarla en casa de que caiga, ella estaba asustada con la mirada perdida, teniendo una visión.
- que viste? - pregunto asustado notando las emociones de la chica.
- los vulturis... vienen por nosotros - habló asustada dándo a entender que las cosas podían empeorar.
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En lo que ahora Brasil, un hombre caminaba por la zona del Gran Pantanal, había llegado a la zona de Sudamérica en busca de algo que lo reconectara un poco a las sirenas, había escuchado leyendas de aquella zona de como criaturas del océano utilizaban el bosque para atraer a sus presas, por lo que seguía aquel rastro.
Había ingresado a un bosque al que los lugareños no se atrevían a entrar, según ellos por las desapariciones. Su caminar era lento, no por el miedo o preocupacion, no había conseguido dormir en mucho tiempo, desde que había muerto Ondina, su cabeza lo atormentaba con sueños sobre ella, lo único que le calmaba era saber que esta Ondina no tenia cicatrices en su cuerpo y su rostro era iluminado por la alegría, por lo menos en sus sueños ella era feliz.
Su caminar se vio interrumpido por el olor dulce, olor a vampiros, pero este era diferente, era más humano, al seguir el rastro se encontró con una pequeña aldea, esta se encontraba un poco fusionada con la naturaleza, mientras más avanzaba pudo notar como alguien salía de una choza con el semblante serio.
- esta zona no es para nada cerca de la civilización - dijo el hombre tranquilamente.
- no vengo en busca de problemas solo estoy de paso - admiti intentando mantener la calma por el olor que percibía de la choza.
- Tem um cheiro desagradável, sobrinho - se escucho a una mujer decir desde dentro.
- no eres de por aquí, será menor que vuelvas, el bosque se alimenta de los curiosos.
