La noticia.

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Las palabras de Toga resonaban en la sala con un peso abrumador, mientras los presentes absorbían la gravedad de la situación.

Byakuya, con su semblante imperturbable pero ojos cargados de preocupación, enfrentaba la mirada penetrante de Naraku con resentimiento.

- ¿Cómo te atreves a acusarme de semejante traición? -rugió Byakuya, con desesperación.

Toga mantuvo su compostura serena, su mirada dorada brillando mientras sostenía la mirada de su adversario.

- Los documentos no mienten, Byakuya. -declaró, mientras le extendía los papeles a Naraku, para que los leyera.

Esos documentos detallados de cada interacción tenían señalado con plumón rojo cada transacción que salía a las distintas cuentas de banco y como se dio cuenta de que cada una iba dirigida a Byakuya.

- Esto es una calumnia infame. No tengo nada que ver con estas supuestas manipulaciones -declaró Byakuya, tomando sus cosas para irse de la casa junto a su hijo. - Iniciaré acciones legales.

Toga arqueó una ceja con escepticismo, estaba decidido a hacer justicia por las acciones de Byakuya. Por suerte había calculado friamente cada movimiento y sabía de sobra que intentaría aprovecharse de Naraku y escapar.

- No te vas a ningún lado.

Esta vez Naraku afirmó su poder, volteó hacia uno de sus sirvientes e hizo una seña con su mano, junto a la mirada penetrante. La persona que trabaja para él asintió de inmediato. En pocos segundos, cada puerta y cada ventana se encontraban cerradas.

- ¿Me crees imbécil, Hayashi? ¿piensas que te dejaría escapar?

Toga sonrió con satisfacción ante la determinación de Naraku. Sus ojos dorados destellaban con una intensidad implacable mientras observaba a Byakuya, cuyos intentos de escapar eran ahora inútiles.

- Esta es la peor humillación que me has hecho. Me acusas de algo injustamente, tu hija le falló al mio y se embarazó, y encima le crees a este hombre con el que trabajas hace menos de un mes. ¿Te volviste loco?

La tensión que aumentaba cada vez más estaba debilitando a Rin, tanta angustia la abrumó. Sesshomaru posó su vista en ella y al observarla cada vez mas débil, se acercó para contenerla. Con un gesto suave, colocó una mano sobre el hombro de Rin, transmitiéndole una sensación de calma en medio del caos que los rodeaba.

- Lo lamento, pero veo que Rin no se siente nada bien, con su permiso nos vamos a retirar.

Rin, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón lleno de angustia, se aferró al apoyo de Sesshomaru, encontrando consuelo en su presencia tranquilizadora.

- Adelante, muchacho. -Dijo Naraku dándoles el permiso.

Con un gesto de agradecimiento, asintió hacia Naraku. Con cuidado, ayudó a Rin a ponerse de pie, sosteniéndola con delicadeza mientras ella luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse.

Juntos, se alejaron de la sala, dejando atrás el conflicto que aún se desarrollaba entre las familias.
Detras de ellos, Hakudoshi salió disparado de aquella discusión en la que sentía que sobraba desde el principio.

Una vez que estuvieron lejos de todos, el menor de los Tanaka abrazó fuertemente a su hermana, permitiendole llorar en su hombro.

- Estoy aquí contigo, Rin. Siempre estaré aquí para ti -susurró con voz suave. - Me alegra saber que voy a ser tío y que el padre es Sesshomaru.

Ella se aferró al apoyo de su hermano encontrando consuelo en sus brazos. Agradecida de que en los momentos más difíciles, no estaba sola.

- Te amo, Haku.

𝐁𝐚𝐝 𝐁𝐨𝐲. Sesshomaru y Rin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora