Amelia Potter solo quería olvidarse de sus problemas.
Mattheo Riddle quería desaparecer.
Unas almas rotas se encontraron y desde ahí no supieron alejarse.
-Todo lo que esta en mis manos los destruyó Pelirroja.
-Entonces me encargaré de controlar es...
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No podía dejarla cruzar ese arco. Primero muerto. La tome en mis brazos y la lleve a un lugar algo apartado.
—¿Ma-Mattheo?
—¡Estás loca! ¡Pudiste haber muerto si cruzabas!
Nunca le había gritado.
—¿Qué haces aquí? Tu... Tu sabías de esto?
Llego el momento... Llego el momento que menos quería.
—¿¡Sabias que iban a matar a Sirius!?
—¡Si! ¡Si lo sabia! —respondí—.
Me miraba con decepción, enojo y tristeza mientras me empujaba un poco.
—¡¿Por qué no me dijiste nada!? ¡Desde cuando te juntas con estás personas! ¡Desde cuando te volviste como ellos! ¡Por eso desaparecías de la nada! ¡Desde que momento!
Cada palabra que salía de su boca, eran como cuchillos enterrandose en mi piel. Lo que más me dolía es que estaba empezando a llorar.
Nunca la había visto así.... Porque nunca me atreví a hacerla llorar... Y ahora lo estoy haciendo.
—¡No te quedas callado! Dime la verdad... Por favor...
—¿Quieres la verdad?
—Si.
—Bien, estuve al tanto de todo esto ¿contenta? Siempre supe que esto llegaría a pasar.
—¿Por qué?
Carajo, esto es más difícil de lo que pensé. ¿Cómo le iba a mentir? Si lo único que quería era abrazarla y decirle que la amaba.
—Porque nunca te ame. Siempre fuiste un juego para mi, es todo.
—Mientes. Tu no eres igual que ellos. Tu no eres así.
—Nunca me llegaste a conocer realmente. Te advertí que siempre dañaba lo que estaba en mis manos. Tu no quisiste escucharme.
Mis palabras se escuchaban más frías de lo normal.
—¡Tu no eres esto, Mattheo! ¡Deja de mentirme de una vez! ¡Se supone que me amabas ¿no?! ¡Donde demonios esta esas palabras!
—¡Nunca lo hice! ¡Siempre fingí! —mentí—. ¡Solo te estuve utilizando como lo hacía con otras! ¡Solo estuve contigo por diversión! ¡No me diste lo que busque al inicio y me aburrí! ¡Me aburrí de ti!
—¿Qué...?
Amelia... Eres lo más hermoso que tengo, pero no puedo decirte nada...
—Lo que estas oyendo, ¿querías la verdad? Aquí la tienes. Nunca estuve enamorado de ti.
