Amelia Potter solo quería olvidarse de sus problemas.
Mattheo Riddle quería desaparecer.
Unas almas rotas se encontraron y desde ahí no supieron alejarse.
-Todo lo que esta en mis manos los destruyó Pelirroja.
-Entonces me encargaré de controlar es...
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—Creo que es momento de descubrir porque mi hijo menor esta tan obsesionado contigo...
Esa frase me hizo llenarme de todo el maldito asco posible.
Es un maldito monstruo y lo que me daba más rabia era no poder ni siquiera moverme de aquí.
—Eres igual que tu madre Liliana.. Él mismo físico... ¿Que tienen las Potter, para volver loco a cualquier hombre?
Podía sentir su respiración en mi cuello y sentí otro corte cerca de mi cuello.
—El dolor es tan adictivo... Y creo que tu lo mereces bastante, pequeña Potter.
Me quito la blusa y sólo lo mire con asco mientras otro corte apareció en mi abdomen y varias más en mi espalda.
—Maldito..
—¿No deberías de tratar mejor a tu suegro?
—Eres un maldito monstruo.
—Lo sé y no me importa.
Lo siguiente que escuche fueron varias maldiciones.. Por meses eso era lo único que escucha y sentía.
No había ni un maldito momento dónde no me hubiera lanzado una maldición o varios cortes por la mayor parte de mi cuerpo y había perdido la cuenta de cuanto sangre perdía a diario.
Pero cuando cerraba los ojos por unos momentos, alguien venía a calmar el dolor mientras yo estaba dormida.
Solo por eso no tenía tantas cicatrices.
—Me pregunto como estará mi hijo en estos momentos. Ha estado matando a la mayor parte de mis mortífagos solo por ti. ¿Qué fue lo que le hiciste?
—No se de que me hablas —respondí adolorida—.
—Llevas meses aquí y te sigue buscando.
—No le hagas nada a Mattheo. Mátame si quieres pero no te atrevas a lastimar a tu propio hijo.
—Si quisiera matarte ya lo habría hecho. Pero necesito a tu querido hermano para poder acabar con el mundo mágico.
—Tu también eres un mestizo.
—No te atrevas a hablar sobre eso —ordena enojado—.
—Me importa muy poco. Eres un mestizo... Pero odias y quieres tener que todos sean sangre pura en tu reino.. Porque tu no lo eres. No eres un sangre pura y por eso haces esto. Por mero capricho de ser el mejor mago. Pero no eres nada.
»Tus propias hijos te odian y tus mortífagos te son fieles solo porque tienen miedo de morir. Porque si no fuera por eso, no serias nada.
