Amelia Potter solo quería olvidarse de sus problemas.
Mattheo Riddle quería desaparecer.
Unas almas rotas se encontraron y desde ahí no supieron alejarse.
-Todo lo que esta en mis manos los destruyó Pelirroja.
-Entonces me encargaré de controlar es...
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Ver a Mattheo dormido a mi lado, es realmente lo mejor del mundo, aunque no puedo ignorar todo lo que esta pasando.
Aunque quisiera seguir aquí con el, tengo que regresar a la madriguera... El siempre huye.. Pero creo que soy yo la que va a huir esta vez.
Quise moverme pero cierto chico estaba aferrado a mi, ¿cómo me puedo ir si él no me deja?
—¿Qué es lo que tratas de hacer? —pregunta sin soltarme—. Quédate quieta. —me mira frunciendo el ceño—.
Es la segunda vez que dormimos juntos.. Es un delito verse tan lindo hasta cuando duerme y cuando está malhumorado.
—Tengo que regresar a la madriguera.
—Pero yo no quiero que te vayas, quedate hasta que amanezca... Por favor.
—Matt.
—Me gusta mi nombre cada vez que lo dices.. Pero no te vayas —susurra—. He esperado esto mucho tiempo.. No te vayas. No te vayas nunca de mi lado.
—Yo tampoco quiero irme, pero no he aparecido en horas.
—Pueden esperar mucho más, mi cuñado los distrajo... Hasta que amanezcas.. Quedate a mi lado hasta que el sol salga por completo.
—No me soltaras hasta que amanezca.
—Yo nunca sería capaz de soltarte nunca. Así que deja de hablar y vuelve a dormir. Y eso es una orden.
—Yo no sigo órdenes.
—Eso no decías hace una o dos horas antes —soltó una risa ronca—Te gustaba que te.. —lo golpee— Ya no digo nada.. ¿Podemos volver a dormir?
—Bien.
—Gracias, preciosa..
—¿Por qué me agradeces?
—Porque sigues siendo la lluvia de todas mis tormentas.
Me siguió abrazando por un buen rato y volvimos a dormir juntos.
Como siempre desee que fuera.
¿Qué podía pasar ahora?
«» Mientras Amelia y Mattheo dormían plácidamente... Alguien estaba esperando el momento adecuado para lograr lo que el desde el principio buscó... Una separación... Que nunca volviera a encontrarse otra vez. «»
Pase las mejores horas de mi vida otra vez.. Pero todo lo bueno tenía que acabar por un pequeño momento.
—¿De verdad tienes que irte?
—Si. Y no me acompañes, es de día y lo mejor es que sigas aquí.
—Bien, preciosa.. No iré, pero regresaré otra vez ¿vale?
