Taek-ju se encontraba en su habitación despues de haber compartido de su tiempo libre con su familia, habían visto una película que por supuesto fue del género romántico, no fue difícil de tolerar por su parte y aunque no fue de sus favoritas, lo disfrutó muy bien. Sin embargo no tardó en despedirse de cada miembro de su familia y subir a su cuarto cuando tuvo la oportunidad, para ese momento ya se encontraba ordenando sus maletas y guardando todo lo que necesitaría para su uso personal.
El castaño se dejó caer de espalda sobre la cama y se quedó contemplando en silencio el cubo de rubik que tenía en su mano, sus ojos analizaron cuidadosamente cada línea y color como si fuera lo más interesante del mundo, todavía se encontraba bastante nervioso por tener que dirigirse solo a un país del cual no tenía conocimiento alguno. Solo conocía Rusia por las tantas fotos que había visualizado cuando estuvo aprendiendo del idioma.
Lo único agradable de ese lugar era el clima frío que le haría compañia durante todo el año, además de que no estaba tan seguro de si pudiera hacer amigos, para Kwon Taek-ju solo era un futuro abrumador e incierto.
"Debería simplemente tranquilizarme, no creo que sea tan malo."
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A la mañana siguiente, Taek-ju ya se encontraba bajando las escaleras de su hogar con dos maletas en cada una de sus manos, su madre lo estaba esperando en la entrada ya lista para despedir a su hijo y desearle un buen viaje, su hermano mayor e inclusive su padre habían decidido suspender sus actividades del día para poder verlo partir y también para acompañar a la pobre mujer que aunque se veía alegre, se sabía que era la persona que más sufría entre ellos.
El castaño besó tiernamente ambas mejillas de su progenitora y le dedicó una de sus hermosas sonrisas para tranquilizarla, su madre le dio pequeñas palmadas en su hombro y también le respondió con una sonrisa. Kwon Taek-ju la observó por varios minutos, sin poder expresar nada más que un 'hasta luego, madre', sus emociones estaban a flor de piel y prefería dejar las despedidas para después, la llamaría apenas llegara a Moscú y con calma le diría que había llegado bien.
Pronto el taxi que había pedido con anticipación, se estacionó frente a la casa y el más alto sin dudarlo se encaminó hacia el, un hambre mayor agarró sus maletas y las guardó en la parte trasera del auto. Su mirada se volvió a fijar en su familia, para luego agitar su mano suavemente en forma de despedida hacia ellos.
No pudo evitar perderse en sus pensamientos cuando el coche había comenzado a moverse para conducir con calma hacia su destino que sería el aeropuerto internacional de Incheon en espera del avión que lo sacaría del país.De seguro Agnessa para ese momento ya lo estaba esperando en alguna sala de espera en busca de que llegara pronto, Taek-ju había optado por utilizar una ropa abrigada que constaba de un suéter de cuello alto, un pantalón de franela color negro y un tapado de paño largo color café para que hiciera juego con todo lo demás.
"Finalmente dejaré a mi querida Corea atrás."
El hombre que iba conduciendo le observó por el espejo retrovisor y con tranquilidad preguntó.
"¿Se irá de vacaciones?"
"No, voy a estudiar en el extranjero y todo gracias a que fui beneficiado por una beca."
"Oh, felicidades en ese caso."
La conversación había finalizado con las últimas palabras de aquel hombre y nuevamente echó un vistazo a las casas que pasaban por la ventana, como pronto todo eso había sido reemplazado por el tráfico y los elevados edificios. Kwon Taek-ju podía sentir como su cuerpo se iba relajando poco a poco a medida que la presión en su pecho iba desapareciendo.
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COINCIDENCIA
Historical FictionYevgeny Vissarionovich Bogdanov era un hombre el cual su arrogancia y poder no tenía límites ¿Qué pasaría si en una misión encomendada por sus superiores conociera a alguien que fuera todo lo contrario a él? por pura coincidencia del destino, Kwon T...