Capítulo 2

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Después de haber finalizado la conversación con su familia sobre su pronta partida a Moscú, Kwon Taek-Ju se dirigió escaleras arriba a su habitación para completar sus deberes del día, había querido ayudar a su madre a limpiar la mesa y lavar los platos, pero su progenitora le había dicho que fuera a descansar para el día de mañana.

Cerró la puerta detrás de sí mismo y casi arrastrándose se acercó a su cama para caer boca abajo sobre ella, su rostro se hundió entre las suaves sabanas que lo acunaban y no pudo evitar soltar un largo suspiro. Debajo de sus ojos yacían enrojecidos por el momento emocional que había tenido con su madre, y aunque ella había buscado la manera de tranquilizarlo, lo único que pudo lograr es que reprimiera su llanto y eso le resultara doloroso por no tener la libertad de desahogarse.

Kwon Taek-Ju se mostraba fuerte delante de su madre porque no quería que ésta misma lo viera como un crio incapaz de valerse por sí mismo, él quería demostrarle que podría ser fuerte aunque no estuviera ella para cuidarlo cuando se tropezara en su camino. Y aunque su madre lo sabía, ella simplemente optaba por callar y hacer la vista gorda a lo que su hijo decidiera, confiaba en que había criado un niño lo suficientemente fuerte como para superar las adversidades de la vida; era hasta inevitable no sentir tristeza al ver que había llegado el día en que su pequeño niño dejaría el nido. Su corazón de madre se aferraba a la idea de no dejarlo ir, pero por otra parte no quería arruinar el sueño de Taek-Ju en busca de un futuro brillante.

El moreno se quedó contemplando a la nada por unos minutos que fueron interminables, pero es que no se podía imaginar cómo sería su vida en Moscú cuando pisará esa tierra desconocida, Taek-Ju se había preparado de antemano con el idioma y la cultura. Pero no estaba seguro cuánto sobreviviría en un país inexplorado y con una forma de vivir completamente diferente a la de Corea, ¿sería capaz de al menos hacer amigos? No estaba muy seguro de ello, él dudaba.

"No es para tanto, Taek-Ju."

Con esa pregunta en mente, sus ojos se fueron cerrando poco a poco hasta perder la consciencia y finalmente se dejó caer en los brazos de morfeo. Ni siquiera tuvo la oportunidad de hablar con su hermano mayor sobre su temor, todas aquellas emociones desbordantes lo habían cansado y no tardó en dormirse por completo.





*****




En medio de su Inconsciencia pudo escuchar el intermitente pitido que hacía su alarma al marcar las 4:50 am del siguiente día, sus párpados pesaban y se le estaba haciendo difícil mantener los ojos abiertos, un quejido escapó de sus labios cuando se enderezó de golpe en la cama para desperezar su anatomía, su cuerpo quedó suspendido por un par de minutos en la misma postura; tampoco pudo evitar cabecear un par de veces por la somnolencia.

Deslizó ambas piernas fuera de las mantas y con movimientos algo lentos se colocó sus pantuflas, sus párpados finalmente cedieron para ser recibido por la oscuridad que había en la habitación, sus huesos crujieron dándole una sensación de alivio después de estirar un poco. Kwon Taek-Ju cambió su pijama por un conjunto deportivo abrigado y se fue directamente al baño para cepillarse los dientes y mojarse la cara, se observó fijamente en el espejo en silencio, reflexionando sobre los pensamientos que tuvo lugar en su mente la noche anterior.

Se secó la cara con una toalla y salió para encaminarse escaleras abajo hasta la cocina, su madre se encontraba despierta y preparando el desayuno para su esposo que en una hora se iría a trabajar, la sonrisa que le dedicó su progenitora lo hizo sentirse mejor y sin dudarlo se acercó a ella para abrazarla, apoyando su cabeza en el hombro de la mujer mucho más baja que él.

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