Capítulo 13

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Habían transcurrido siete días desde aquel aterrador episodio que lo llevó al hospital. Una semana completa entre chequeos médicos constantes, un tratamiento riguroso y horas interminables de descanso. El castaño, aunque aún algo débil, sentía que su cuerpo finalmente le pertenecía de nuevo. La tenue luz de la mañana se colaba por las ventanas de su habitación, marcando el inicio de un nuevo capítulo. Ese día, por fin, era dado de alta.

Kwon Taek-ju se despidió de las enfermeras que lo habían atendido con dedicación, agradeciéndoles con una ligera inclinación de cabeza y una sonrisa sincera. Caminó con calma por los pasillos del ala privada del hospital, su andar sereno reflejaba una mezcla de emociones: gratitud por estar vivo y un ligero nerviosismo por enfrentar el exterior después de tantos días encerrado.

Cuando llegó a la recepción, se dispuso a realizar el último trámite necesario antes de marcharse: pagar la factura de su estancia. Aunque sabía que el costo sería exorbitante, estaba preparado. Sin embargo, la expresión amable de la recepcionista y sus palabras lo dejaron atónito.

"Señor Kwon, no se preocupe por la facturación. Sus gastos ya han sido cubiertos en su totalidad." —dijo la mujer, revisando unos papeles antes de añadir.— "Todo fue pagado por un hombre llamado Yevgeny Bogdanov. Solo necesita firmar aquí para completar el proceso de su alta."

El castaño parpadeó, procesando aquella información con incredulidad. La sensación de asombro se instaló en su pecho al escuchar aquel nombre, uno que resonaba profundamente en su mente. Yevgeny. Era Zhenya.

Un suspiro de alivio escapó de sus labios, seguido de un leve fruncir de ceño mientras tomaba la pluma para firmar el documento. Aunque estaba agradecido, no podía evitar sentirse abrumado por el gesto. ¿Por qué Zhenya se había molestado en hacer algo así? ¿Qué significaba realmente aquello?

Con la firma finalizada, la recepcionista le entregó sus papeles con una sonrisa, deseándole una pronta recuperación. Kwon Taek-ju tomó los documentos y, mientras se alejaba, no pudo evitar pensar que detrás de aquel gesto había algo más, algo que el rubio no se había atrevido a decirle todavía. Guardó esos pensamientos para sí mismo, decidido a encontrar respuestas en cuanto tuviera la oportunidad. Por ahora, su única prioridad era salir del hospital y empezar a retomar su vida.

Era una tranquila mañana cuando Kwon Taek-ju finalmente regresó a su departamento tras varios días de ausencia. Al cruzar la puerta, el lugar lo recibió con un silencio apacible, aunque cargado de nostalgia. Había extrañado su espacio, ese pequeño refugio que ahora le parecía aún más preciado después de lo vivido. Se quitó el abrigo y lo dejó en el perchero con un suspiro, mirando alrededor y notando el leve desorden acumulado durante su ausencia. Era un detalle menor, pero aun así lo reconfortaba estar de vuelta.

No perdió el tiempo. Apenas se acomodó, sacó las copias y trabajos que sus compañeros le habían dejado para ponerse al día. Sus ojos se movían rápidamente por las páginas mientras tomaba apuntes y organizaba sus tareas. Agradeció tener algo que hacer, una rutina que lo mantuviera ocupado y alejara su mente de los eventos recientes que lo habían marcado más de lo que le gustaría admitir.

Conforme avanzaban las horas, su estómago comenzó a protestar. Decidió tomar un descanso de sus estudios y dirigirse a la cocina para prepararse un café y unas tostadas. Algo sencillo que le permitiera continuar con su jornada sin detenerse demasiado. Mientras colocaba el pan en la tostadora y el aroma del café comenzaba a llenar el ambiente, un sonido agudo rompió la tranquilidad. El timbre resonó con fuerza por todo el departamento.

El menor se quedó inmóvil por un momento, su cuerpo automáticamente tenso. El recuerdo de lo que había sucedido la última vez que abrió esa puerta volvió a él como un relámpago, y una leve punzada de miedo se instaló en su pecho. Cerró los ojos por un segundo, respiró hondo y caminó hacia la entrada con precaución. Sus pasos eran lentos y medidos, y cuando llegó a la puerta, se inclinó ligeramente hacia un lado, tratando de escuchar algún sonido al otro lado.

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