𝐐𝐔𝐈𝐍𝐂𝐄

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⊜ ˢᵗᵃʳᵗ





Tanto Emma cómo los chicos, al ser de países diferentes y por ende de culturas diferentes, solían tener choques culturales.

O cuándo a Emma se le escapaban expresiones españoles y/o catalanas y los chicos se quedaban un rato pensando en que habría querido decir.

Y viceversa. Cuándo a alguno de los chicos se les escapaba alguna expresión argentina, obviamente los demás lo entendían pero, a la pobre Emma se le reiniciaba el cerebro.

O simplemente palabras sueltas por ambas partes, y no se entendían.

───Che, Emma, ───habló Felipe mirando el móvil. ───¿Sabes de alguna boliche que esté bien?

Emma lo miró con una clara expresión de confusión. ───¿De alguna que?

Felipe la miró con obviedad. ───Una boliche. ───recalcó. ───Ya sabes.

Emma seguía mirándolo perpleja. En su vida había escuchado esa palabra.

Los chicos miraban la escena con diversión.

───No, no sé. ───respondió Emma. ───¿A qué te refieres?

Felipe frunció el ceño. ───Ya sabes, una boliche, un club nocturno, donde se sale a beber, bailar. ───explicó.

Y Emma entendió a lo que se refería. ───Oooh, vale, vale, te refieres a una discoteca, ¿No Pipe?

Felipe asintió con algo de incertidumbre. ───Si, si eso.

───Ah bueno, lo siento Pipe, pero no conozco ninguna... Boliche de por aquí cerca.

Felipe bufó rendido y siguió mirando el móvil.

Emma se cruzó de brazos pensativa. ───Boliche... Que palabra más rara. ───murmuró.

Pero lo que pasó en Navidad, fue lo mejor.



24 Diciembre 2021

Emma acababa de colgar la videollamada que había hecho con su família, quiénes seguían en Barcelona.

Con una sonrisa, se encaminaba hacia su habitación del hotel, cuándo sin querer chocó con Tomás.

───Oh Tomás, perdona. ───se disculpó Emma.

Tomás le restó importancia. ───Jota te busca Emm. ───avisó el chico.

Emma, algo extrañada, asintió y fue con Tomás en busca de Jota. Iban hablando de cosas de la vida. No solía hablar mucho con él, pero era muy buen amigo, divertido y entusiasta.

Buscaron a Jota por todo el hotel, pero no lo encontraban.

───Joder, ───bufó Emma poniendo los brazos en jarra. ───¿Dónde está?

───¿Y si decimos su nombre tres veces y así lo invocamos? ───propuso Tomás.

De primera palabra, Emma iba a decir que eso era una estupidez, pero pensándolo mejor, quizá funcionaba. Así que asintió.

𝐈𝐍𝐓𝐄𝐑𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐍𝐄𝐍𝐓𝐀𝐋 // 𝙢𝙖𝙩𝙞𝙖𝙨 𝙧𝙚𝙘𝙖𝙡𝙩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora