But no flame burns forever || Lucifer x Adam

Capítulo 6.

Lute aprieta la mano en un puño apretado, aún tiene la sensación fantasma de la extremidad faltante en el muñón, latiendo dolorosamente mientras más se tensaba.
Los hijos de Adam hablan entre ellos con voces preocupadas, pidiendo explicaciones que Sera no puede darles y se van infelices, incluso podría decirse que enojados, Abel tranquilo y de buen carácter, luce como si estuviese listo para golpear a la siguiente persona que se le ponga por delante.

Ahí es cuando la ángel de cabellos blancos nota lo mucho que los hijos de Adam se parecen a él, en esa furia protectora que solo ha visto en el primer hombre.

Eva también está allí, la mujer salió por su propia voluntad de su aislamientos autoimpuesto. Ella se ve cansada, con una mirada perseguida, los labios apretados en una fina línea mientras su ceño se frunce con cada segundo, sus ojos verdes se quedan unos instantes fijos en el ángel de cabellos rubios detrás de Sera y luego sigue a sus descendientes, abrazando a una de sus hijas contra su costado mientras intenta calmarla con palabras suaves.

Entonces solo queda Lute, junto con Sera y Miguel en la habitación, a Emily no se le permitió estar presente.

El arcángel tiene una expresión distraída, como si estuviese reflexionando en algo sin importarle el lugar en el cual se encuentra.
De pronto reacciona, sus ojos celestes se fijan rápidamente en los dorados de Lute y el más alto se acerca a él, asintiendo hacia Sera quién se ve bastante culpable, su rostro contrayéndose en una mueca de tristeza mientras se retira.

—Mi señor —Saluda Lute con una ligera inclinación de cabeza— ¿En que soy útil?

—Por ahora, tu deber es descansar y encontrar sanación —Aconseja el mayor, posando su mano en el hombro delgado de Lute y luego inclinándose hasta la altura de la mujer— Pero antes, hay algo que sé que necesitas escuchar... he tenido la autorización para informarte sobre... Adam.

Y Lute se tensa bajo la mano amable del arcángel, ella sabe que Miguel es quien más angustiado debe estar, conoce a Adam desde los primeros días, joder, lo vió ser creado ante sus ojos y Dios le encomendó la protección del primer hombre.

Miguel se ve más preocupado que afligido, lo puede ver en su expresión seria, pero una sonrisa reconfortante parece querer abrirse paso en sus labios.
El arcángel es un guerrero, un líder de ejércitos, pero él no es cruel si no debe serlo, lleva consigo aquella suavidad que pocos que han tenido que enfrentarse a la maldad son capaces.

—Te contaré algo —Dice el mayor, su voz es casi un susurro— Pero debes escucharme bien, y no repetir mi palabra a nadie —Le exige el de cabellos rubios— Esto es algo que solo unos pocos de nosotros sabemos, y Dios ha dejado en claro que eres la única excepción, porque eres cercana a él... Y estuviste ahí, tuviste que verlo en ese estado...

Lute frunce el ceño, el tono de voz del arcángel ha bajado aún más, y es extraño, porque Miguel siempre ha sabido hacerse escuchar, incluso entre aquellos que hacen oídos sordos a sus palabras.

—Adam está vivo —Continúa el arcángel, su tono de voz lo suficientemente fuerte para que solo Lute pueda oírlo— Pero... Ordenes son ordenes, nadie puede ir por él aún al infierno... Así como nadie fuera de nosotros debe enterarse, ni siquiera su familia.

El mundo de Lute se derrumba, vuelve a renacer y luego a caer nuevamente, Adam está vivo, ¡Él está vivo!, ella quiere volar de vuelta al infierno, su brazo perdido no tiene relevancia, podría mover edificios enteros solo para traer a Adam de vuelta al cielo.

Pero la expresión del arcángel se ha vuelto dura, como si supiese exactamente lo que Lute está pensando, y probablemente... Él también había querido hacer lo mismo.