Adam ve de reojo al rey del infierno, el rubio se queda de pie torpemente debajo del umbral de la puerta y el de cabellos castaños lo ignora a favor de seguir vertiendo leche de chocolate en su cereal con figuras de animales.
Toma una cuchara de plata pequeña, revolviendo su merienda de media tarde, escuchando a sus espaldas el sonido de la losa de cerámica chocar entre si suavemente.
Una parte de él aún quiere escapar de la habitación como lo había estado haciendo desde hace poco más de una semana, repelía la presencia del rey del infierno como el agua al aceite, buscando lo más posible alejarse de él y de esos recuerdos que aún se repetían en su cabeza a mitad de la noche.
Pero él no es un cobarde, no huye de los problemas como algunos, los espera de frente.Quizás no ha sido la mejor persona, admite que tiene cualidades cuestionables, pero fuera de eso, nunca se ha echado para atrás, siempre ha seguido sin importar nada, la resiliencia es lo suyo, aun cuando las ganas de rendirse son más grandes y su estado mental ha ido cuesta abajo, no puede someterse a sus pensamientos deprimentes, no cuando aún tiene familia en el cielo, cuando hay personas que lo esperan, que aún lo quieren, tiene hijos adultos que aún se quedan a su lado como si fuesen aquellos niños de antaño.
¡Adam no puede dejarlos así!
Es por eso que el mayor favor que se está haciendo a sí mismo, es no retroceder aun cuando su mente le grita que huya, porque Adam no habría podido proteger a su familia si hubiese sido un cobarde que se oculta de aquello que teme en vez de enfrentarlo.
—Adam.
Se tensa al escuchar su nombre, su cabeza volteando tan rápido que le duele el cuello y ante él está Lucifer, con la mirada baja, como si fuese él la presa y Adam el depredador, pero el primer hombre ahora es solo un animal herido, atrayendo a los carroñeros detrás de él.
—¿Quieres una taza de té?
El primer hombre voltea hacia la mesa, donde está acomodada la bonita tetera blanca con detalles rojos y dos tazas de té sobre platillos redondos.
Podría rechazarlo, dar una pobre excusa para no hacerle compañía, tomando en cuenta la clara incomodidad entre ambos, Lucifer no se atrevería a detenerlo.
—Claro —Responde el primero hombre con poca emoción—
El rey del infierno aún no levanta la mirada, pero se va a su lugar en la mesa, por lo que Adam agarra su cuenco con cereal y leche, se sienta del otro lado.
Toma una de las tazas, permitiendo que el rubio la rellene con la bebida caliente y luego le añade dos cucharadas llenas de azúcar, revolviendo el líquido para que se disuelva el endulzante.
—No pensé que aceptarías.
Dice el rubio en voz baja, como si temiese que al usar su tono usual, aquella burbuja de fingida normalidad se rompería.
Pero Adam solo ladea el rostro brevemente, mirando al contrario con intensidad para luego dejar de revolver su té, tomar una cucharada de cereal y llevárselo a la boca, masticando ruidosamente.
—Yo tampoco —Contesta el de cabellos castaños luego de tragar el bocado, encogiéndose ligeramente bajo la mirada del rubio— Digamos que es más un favor para mí mismo.
—¿Un favor?
—Si me la paso evitándote, entonces se volverá un inconveniente para mí, no te tengo miedo... Simplemente ya no sé cómo enfrentar mi reflejo en el espejo, eso es lo que más me molesta, si sigo haciéndome aún lado, solo me volveré más pequeño... Así como tú —Añade al final, con una expresión burlona, intentando aligerar su propio estado de ánimo—
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But no flame burns forever || Lucifer x Adam
Hayran KurguEl pasado no puede borrarse, pero si las heridas siguen abiertas, es mejor intentar cerrarlas antes de que continúen infectándose. ➤Este fanfic no sigue el canon de Vivzie. ➤Estará más basado en los relatos/hechos de la biblia. ➤Personajes posible...