Capítulo 18.

412 54 67
                                    


''¿Cuándo terminó?, todo lo que disfruté, estoy triste otra vez, no le digas a mi novio, no es para lo que fue hecho, ¿Para qué fui hecha?, porque yo, porque yo, no sé cómo sentirme, pero quiero intentarlo, no sé cómo sentirme, pero algún día lo haré, algún día lo haré, creo que olvidé como ser feliz, no soy algo, pero puedo serlo, es lo que espero, estoy hecha para algo...'' What was I made for? – Billie Eillish.



La habitación está casi silenciosa, y es ese casi el problema para para Lilith, porque sus débiles sollozos parecen rebotar en las paredes y retumbar en sus oídos, por mucho que quiera permanecer en silencio, le es imposible.

Sentada al final de la cama, mira el halo en sus manos, aún tiene manchas visibles de sangre y la mujer rubia se pasa una mano por debajo de los ojos para secar la humedad que hace que su piel arda.

Vive en una habitación de hotel cerca de la playa –En el cielo no hacen uso del dinero, por lo que no fue un problema para Adam conseguirle este lugar por tiempo indefinido-, y ha pasado días sin salir, encerrándose dentro del cuarto para recordar, para llorar, para lamentarse.

¿Por qué hace esas cosas tan tarde...?

¿Por qué tiene ella que pensar en cosas que no puede reparar...?

Hay unos golpes en la puerta que le hacen apartar la mirada, su visión es borrosa y con el dorso de su mano se seca los ojos, mientras que aún sostiene el halo de Adam.

Debe ser uno de los trabajadores voluntarios del hotel, han estado golpeando su puerta de vez en cuando, preocupados por ella y dejándole comida afuera de su habitación.

—Lilith, soy yo, abre la puerta.

Dice la inconfundible voz de Eva, y la mujer rubia se tensa, se levanta y abre uno de los cajones de su armario, escondiendo el halo entre la ropa.
Se mira en el espejo brevemente, quitándose el cabello del rostro, aplicándose un poco más de labial y suspira profundamente, antes de acercarse a la puerta y abrirla.

Eva está ahí de pie, vestida con una túnica blanca con detalles de flores en las mangas –La familia de Adam, al menos las primeras dos generaciones, están bastante apegados a las ropas que les entregaban a los ganadores en los primero años.

La mujer más baja le mira brevemente y luego se invita a si misma dentro de la habitación, caminando directamente hasta el balcón, abre la puerta corrediza para dejar entrar el aire costero, Eva se apoya en el barandal para mirar hacia el mar y Lilith cierra la puerta.

Duda unos instantes, pero luego se une a la mujer de cabellos castaños en el balcón, lo más alejada posible de ella.

—Ya sabía que estabas aquí, Adam me lo contó desde que se te fue permitido entrar al cielo —Dice Eva, sin apartar la mirada de la playa— Pero Lute me ayudó a encontrarte.

—Estás enojada.

Intenta adivinar Lilith, pero Eva la mira con esos grandes ojos verde lima, casi tan brillantes como los de Adam y ella a veces olvida que la mujer fue creada de la costilla de Adam, a veces no se parecen en nada, otras veces es como si fuesen la copia del otro.

A Lilith se le encoge el corazón que creía haber perdido hace mucho tiempo.

—No, no vine aquí porque esté enojada... Quería ver como estabas.

Lilith se había estado preparando mentalmente para una posible pelea con la ex esposa de Adam –Sabe que con todo el trabajo arduo que tuvieron que realizar Adam y Eva fuera del Edén, la mujer de cabellos castaños le reconstruiría la cara a Lilith con un puñetazo-, y su poder residía en el infierno, no aquí, por lo que habría tenido que huir.
No estaba preparada para la honestidad de la contraria, por lo que solo pudo soltar un pequeño jadeo.

But no flame burns forever || Lucifer x AdamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora