Capítulo 10.

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''Y sabes que eres una paradoja y te contradices, el camino que recorres, todo lo que has hecho, cortando mi código, borrando todo lo que sé, escúchame, lo siento pero estoy un poco menos que vendido, he estado alrededor, he escuchado todas las historias que dijiste que nunca contaste, estás acostumbrado a hablar en lenguas, para sentir que tienes el control...'' Nowhere to go – Bad Omens.


Adam se agarra con ambas manos a la muñeca de Lucifer para aliviar un poco el dolor en su cuero cabelludo, en su pierna izquierda la tela de su pantalón se ha rasgado por un clavo mal puesto en el pasillo y está seguro de que tiene un largo rasguño en la pantorrilla.
Sus rodillas arden por el continuo roce del suelo, Adam en ningún momento se había dado cuenta de cuantas pequeñas elevaciones y clavos tenía el suelo de madera, pero ahora que está siendo arrastrado por todo el pasillo por el rey del infierno, se está familiarizando con cada casi imperceptible bache.


Sus latidos resuenan con fuerza en sus oídos, hay una fina capa de sudor frío cubriendo su piel y cuando están entrando a la oficina de Lucifer, con una mano ligeramente quemada por aceite agarra el marco de la puerta, provocando una leve pausa en el andar del rubio, quien sonríe de medio lado como si los intentos de Adam fuesen penosos.


Le da un fuerte tirón y Adam aprieta los labios al sentir que un dolor horrendo le atraviesa los dedos, y cuando acuna su mano temblorosa debajo de su barbilla, se da cuenta de que se ha arrancado tres uñas, una de ellas aun colgando de un pedazo de piel ensangrentada, arde demasiado y su mano se agita incontrolablemente, como si buscase por su propia cuenta despegarse de Adam para dejar de sentir dolor.


Lo levantan del suelo y la magia de Lucifer lo arroja contra el escritorio de madera, las cosas sobre este salen volando y chocan estrepitosamente contra el suelo.
Adam suelta un jadeo sin aire cuando su estómago choca contra el borde y no puede respirar por unos segundos, la saliva se acumula en su boca e intenta mantener bajo control las náuseas.


¡Desaparece, desaparece, desaparece!


Piensa una y otra vez el primer hombre, apretando la mano izquierda en un puño, mientras que la izquierda la mantiene estirada para evitar rozar la carne desprotegida en sus dedos.


Intenta levantarse, pero hay una especie de hechizo manteniéndolo quieto, de pronto el cuerpo de Lucifer presiona el suyo por detrás, las caderas del rubio al ras de la parte baja de la espalda de Adam, apretándose hasta que no hay distancia entre ellos.


—¿Seguro que no quieres decírmelo?, podrías disculparte, portarte bien... Incluso podría olvidar la forma imprudente y absurda en la que te comportas, dejar todo eso en el pasado, ¿Sí?


Cuestiona Lucifer, su voz melosa contra su oreja, casi como si sus palabras fuesen por el bienestar de Adam. Pero no, el de cabellos castaños, no es de los que retroceden, incluso cuando le amenaza es tan clara que hasta puede olerla en el aire, sentirla sobre su cuerpo, presionándolo hasta que ya no puede respirar


-¡¿Por qué siempre soy yo el que tiene que disculparse?!


Grita el primer hombre, intentando nuevamente levantarse y para sorpresa del rubio, Adam consigue despegar su torso, cabeza y parte de sus brazos de la mesa, lo que le permite darle un cabezazo al rubio.


—¡Eres lo peor que le pudo haber pasado al jodido mundo! —Continúa el de cabellos castaños— ¡Eres vil, engañoso y una bestia sin límites!, ¡Aunque lo niegues sé qué te gusta ser cruel!, ¡Siempre lo has sido, siempre lo serás!


—Tienes opiniones muy fuertes sobre mí.


Comenta Lucifer, afianzando su magia sobre el cuerpo de Adam, provocando que la cara del primer hombre choque con un doloroso crujido contra la madera del escritorio, la sangre emana de su nariz cuando voltea para que su mejilla quede contra la dura superficie.

But no flame burns forever || Lucifer x AdamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora