Capítulo 5. +18

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''Y la puerta de abajo se astilla, y la criatura entra a la casa, y caemos uno sobre el otro, los arañazos se oyen aún más, porque ese animal indeseable quiere salir desesperadamente, -Y grito-: ''¿Qué hora es, señor lobo?'', pero tú, estas ciego, das balidos, muestras tus garras, oh, y desgarras mi caja torácica y devoras lo que es tuyo de verdad...'' The Unwanted Animal – The Amazing Devil.



Atraviesa el portal a una velocidad alarmante, su cabeza golpea dolorosamente contra la pared, el choque contra la madera le deja aturdido durante pocos segundos y cuando vuelve a tener control del mundo que le rodea, Lucifer está de pie frente a él, en todo el esplendor de las llamas que salen de su cuerpo y de los cuernos grandes que asoman en su cabeza.


Sus ojos son grandes, rojos y asesinos, un mar de sangre, el fuego del apocalipsis, su propia sangre deslizándose por su nuca y la parte posterior de su cuello.


Un sentimiento del que no ha sido dueño en mucho tiempo se mete dentro de su pecho, acelerando su corazón, enloqueciendo sus sentidos, provocándole escalofríos en la espalda y temblor en las manos.


Es miedo, se da cuenta durante una breve reflexión, después de morir y vivir una vida protegida por miles de años, se olvida que el mundo es peligroso lejos de la mano del señor, aquí abajo, a merced del diablo, está aterrado.


—No podías hacer una sola cosa bien, ¿Verdad? —Cuestiona el diablo, no grita, no se exalta, y eso lo hace más amenazante— ¿Realmente tienes la necesidad de arruinar todas tus oportunidades?, mi paciencia no es eterna, he sido amable contigo, esperaba por lo menos un poco más de ti.


El pavor se mezcla con el odio hirviente dentro de su corazón, en la rabia que aún acecha en lo más profundo de su alma, un tipo de rencor que nunca se ha calmado. Escucha las palpitaciones resonar en sus oídos, ahogando cualquier otro sonido de la habitación, incluso la propia voz del rey del infierno quien parece seguir hablando, escupiendo palabras que Adam ya no puede escuchar.


Porque aquí abajo él no es un ángel, ni un exterminador, él es solo un hombre y ante él hay una serpiente venenosa que debe matar para protegerse, para preservar todo lo que ha sido salvado de ser apartado por este animal que se arrastra por los fuegos infernales, que lleva en su boca mentiras, que se enroscará en tu cuello e intentará asfixiarte.


Adam no tiene palos y piedras para acabar con las amenazas, pero tiene sus propias manos para defenderse, y cuando Lucifer acerca su rostro al suyo, con esa expresión casi preocupada, el de cabellos castaños se rompe como un vaso contra el pavimento, sus manos se envuelven alrededor del cuello del rey del infierno, su cuerpo aplasta el del contrario y presiona con todas sus fuerzas, sus brazos tiemblan mientras emplea toda su energía en matar a la serpiente.


Pero la serpiente no perece bajo sus manos, el diablo aún con sus ojos enrojecidos y libres de cualquier culpa, le sonríe, es una mueca horrible, desdeñosa, como si no pudiese creer que Adam aún tuviese la lucha dentro de él, que se atreviera a levantar la mano en contra de él.


Adam no se intimida, incluso cuando el diablo sin ningún esfuerzo, saca sus brazos de debajo de las rodillas del de cabellos castaños, su mano es caliente contra su rostro, su palma ardiendo contra su piel y sus uñas clavándose en su mejilla hasta que las garras rompen la dermis, su sangre se derrama por los cortes en su mejilla y la otra mano de Lucifer está en la parte posterior de su cabeza, tocando la herida con cierta fascinación.


—¿Qué intentas demostrar, Adam? —Cuestiona el rubio, su voz es prácticamente un gruñido— No puedes matarme, tu Dios te ha abandonado... Eres mío así como todas las creaciones del señor, ¡Son míos!

But no flame burns forever || Lucifer x AdamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora