Capítulo 17.

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Caín observa con aburrimiento las actualizaciones de algunos pecadores del infierno, las redes sociales son un buen lugar para conocer los movimientos de posibles enemigos o aliados –Especialmente cuando tiene puestos los ojos en los Vees, dos de ellos parecen no salir de las redes sociales, especialmente Velvette-

A pocos metros de él, en la cocina se puede escuchar el sonido de la tetera hirviendo y un tarareo casi imperceptible proveniente de esa dirección.

De pronto, la calma se ve interrumpida por un pergamino que aparece justo en medio de su sala de estar.

—¿Qué...?

Cuestiona Caín con los ojos bien abiertos, se arrodilla en el sillón para ver más de cerca el papel enrollado que flota.
Paimon, quien está preparándose un té, no se inmuta y apaga la llama de la estufa, para luego tomar la tetera.

—Tienes un correo, querido —Dice el más alto con poco interés— Un poco raro, ¿Creo que nunca antes había visto llegar correo a tu casa...?

­—Eso es porque no recibo —Le dice Caín, mirándolo con irritación, tanto por el apodo cariñoso como por el hecho de que alguien le había enviado un mensaje— Todos mis correos deben llegar a tu palacio.


—Um... —Paimon se encoge de hombros, llevando en sus manos una bandeja de plata con dos tazas de té y unas galletas— ¿No lo abrirás?

—¿Y si es una trampa? —Cuestiona Caín, porque sabe que incluso si su nombre no es aclamado ni muy conocido, tiene algunos enemigos rondando en el infierno-


—Sí llegase a ser una trampa... —Dice Paimon, tomando una de las tazas y llevándosela a la boca— No pasará nada, porque yo estoy aquí.

—Oh... Qué alivio —Dice el de cabellos castaños con sarcasmo— Bien, veamos qué es esto...

Paimon le mira de reojo, arqueando una ceja cuando el rostro de Caín pasa de enojo a sorpresa, el primogénito de Adam acerca el papel tanto a sus ojos que parece que se lo quiere pegar en la cara.

—Está bien, no me dejes en la oscuridad —Habla el Goetia, apoyando su codo en el reposabrazos— ¿De quién es?

—De mi papá... Bueno, lo escribió el rey —Y la expresión de disgusto al mencionar a Lucifer provoca una pequeña risa en el más alto— Pero trata de mi padre.

—¿El mismo padre que te abandonó...?

—¡No me abandonó!

Espeta Caín, apartando el pergamino y arrojándolo al sillón. Paimon le sonríe con falsa inocencia, como si no hubiese tocado un nervio sensible en el primogénito del primer hombre.

—Lo lamento, por cómo te encontré en ese entonces, él no me sonaba como el mejor padre.

—Tú no eres exactamente el padre del año —Señala Caín, mirándole acusadoramente— No recuerdas los nombres de la mayoría de tus hijos, y cuando Stolas cumplió nueve años como regalo lo comprometiste con una loca y lo hiciste llorar.

—Tienes una memoria excelente —Dice con un suspiro de cansancio el mayor—

—Por supuesto, estaba justo en la habitación de al lado esperándote.

Paimon mira al más bajo y este le devuelve la mirada poco impresionado, finalmente el segundo rey estira la mano y coloca un mechón de cabello ondulado detrás de la oreja del pecador.

—Bien, ¿Y qué decía el pergamino? —Cuestiona Paimon, apartando la mano cuando luego de unos segundos, Caín reacciona y se aparta—

—Mi padre será devuelto al cielo.

But no flame burns forever || Lucifer x AdamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora