Capítulo 22. La unión hace la fuerza

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MELISSA

Cuando llegaron las camionetas y los 4X4 de los miembros del colectivo Makadewa, contuve literalmente la respiración.

Me temblaron las manos y me las llevé a la boca para no gritar.

No vi a Robert ni a Sienna en ninguna de las partes traseras abiertas de las camionetas, pero un momento después de que uno de los jeeps se detuviera, la puerta se abrió y Robert salió.

Un ruido estrangulado sonó a través de mis dedos.

Estaba demasiado lejos para oírlo, pero fue como si lo hiciera de todos modos. Su rostro se volvió y sus ojos se fijaron en mí.

Mis piernas se descongelaron y corrí hacia él.

Lo agarré entre mis brazos, abrazándolo con fuerza. Si pudiera fundir nuestros cuerpos, entonces tal vez sentiría que estábamos lo suficientemente cerca.

Sus hombros empezaron a agitarse mientras sollozaba en mi pelo.

Sus brazos alrededor de mí estaban igual de apretados.

No me cansaba de sentir su cálido cuerpo cerca del mío.

Después de estos meses de pesadilla, por fin estaba completa de nuevo.


THANDA

- Te he echado mucho de menos —le susurré a Nina mientras nos sentábamos la una junto a la otra en el banco curvo de un puesto trasero de "Show and Tail".

En esta parte del club, la música no era tan alta.

Era tan bueno verla de nuevo, después de todos estos meses.

Nina se había alejado después de la terrible noticia sobre Jocelyn. Saber que su ex sufría, me dijo Nina, era más de lo que podía soportar.

No podía soportar que Jocelyn se equivocara al verme.

Supongo que lo entendía, después de todo, el sentido del bien y del mal de Nina sólo la hacía más maravillosa para mí.

Pero era difícil.

Ciertamente la había echado de menos.

Sus ojos se fijaron en los míos y se lamió los labios, enviando un latido de deseo a través de mí.

La certeza de que ella era mi compañera se sentía como un candado que no cedía.

Aunque ansiaba tocarla, y me sentaba a pocos centímetros de ella, me contenía.

No había mentido. Realmente quería contarle mi intención de ayudar a la resistencia.

Y si la tocaba ahora, podría pensar que la había engañado para satisfacerme.

- Te pedí que vinieras hoy para que supieras —le dije en voz baja—, que acabo de filtrar un vídeo tuyo y del resto de los resistentes atacando ese traslado de prisioneros.

Los ojos de Nina abrieron de par en par.

- ¿Hay un vídeo?

Asentí con la cabeza.

- Mónica Birch lo filmó. Se mantuvo bien alejada de ello. Pero todo lo que pasó está muy claro. Es un espectáculo increíble.

Nina silbó.

- He tomado una decisión —continué—. Voy a ayudaros a todos en lo que pueda. Como abogada de la manada, estoy al tanto de la mayoría de las decisiones y movimientos de la manada. Seré vuestra espía en el interior.

Lobos milenarios (libro 6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora