Capitulo 1: El regreso

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-Harry despierta, te perderás el desayuno- la persona de la cual provenía aquella voz molesta lo sacudió sacándolo de su placentero dormir.

-Buenos días Ginny, ya bajo- respondió sin abrir los ojos, agitando la mano para que la chica parada frente a su cama se fuera, la beta bufó rendida y se fue, si él quería pasar hambre, era su problema.

Harry se preparó como si tuviera todo el tiempo del mundo, se miraba al espejo mientras se arreglaba pensando lo mismo de siempre, que para ser omega no era tan bonito como otros, tenía lo suyo, sabía que era atractivo, pero si la gente no sintiera su aroma, pensarían que es beta. Facciones masculinas, poco delicadas, cuerpo tonificado aunque era bajo de estatura, quizás lo único omega de él, hablando de aspecto físico, era eso. Pero bueno, al final de cuentas no buscaba impresionar a nadie, ni mucho menos atraer alfas, así que se conformaba con lo que veía y trataba cada día de quererse más, cosa que estaba logrando.

-Buenos días amor, justo a tiempo, recién empezamos a desayunar, tenemos un día largo así que come bien- Saludó la señora Weasly mientras con su varita hacía levitar una taza de café para su esposo, quien había insistido en prepararlo con su nueva adquisición muggle, una cafetera.

Potter se sentó junto a Hermione, la saludó casi en un susurro y comenzó a tomar todo tipos de alimentos de la mesa, haciendo rebozar su plato, comenzando a comer en silencio y pensativo. Estaba nervioso por lo que se venía, iba a empezar su último año en Hogwarts, tendría que lidiar con ser el "omega que venció", al menos, su celo no vendría hasta dentro de un mes, así que eso lo tenía tranquilo, podría tener un buen inicio de año escolar. También había estado todo el verano estudiando junto a Hermione, ya que las notas que sacó en los Extasis los años anteriores no eran lo suficientemente buenas para poder estudiar docencia en defensa contra las artes oscuras. Había estado leyendo libros que Lupin le dió, pues él no los usaría más ya que se dedicaba en un cien por ciento al hijo que tenían con Sirius, además de que le llenaba de orgullo saber que su ahijado quisiera dedicarse a ser profesor, así que se había propuesto ayudarle en lo que fuese necesario para que Harry cumpliera su meta.

-Harry, cariño, acompáñame un momentito a tu habitación- le susurró la señora Weasley, una vez todos habían desayunado y levantado la mesa. Harry ya suponía para lo que podía ser. -Mira, te mandé a comprar tus supresores, estos son mejores que los anteriores, con estos no tendrás efectos secundarios, lo consulté con un doctor- Molly sacó una caja tapada con un pañito y se la entregó, cuando se trataba de cosas de omega, como ella solía decir, le gustaba que fuese todo muy privado, además de que le gustaba ese secretismo y conexión que tenía con Harry al ser el único omega de la familia, ya que sorprendentemente Percy era beta, al igual que la unica hermana y el resto eran alfas. Para Molly, Harry de por si, desde que se hizo amigo de sus hijos, lo sintió como uno más de la familia y una vez se presentó como omega, hizo que la relación entre ambos se hiciera más especial, eso Harry lo amaba, realmente agradecía tener a la señora Weasley.

Cuando Harry por fin se presentó como omega todos comenzaron a tratarlo distinto, todos estaban convencidos de que sería alfa o al menos un beta, pues era imposible que un omega fuese el destinado a matar a Voldemort, y una vez el examen dio el resultado cambiaron su trato con Harry, lo veían como más débil y alguien a quien debían cuidar, además de poner en duda la profecía, incluso Ron y Hermione lo sobreprotegían a veces. Pero siempre hubieron dos personas que pensaron distinto, y eran Remos Lupin y la señora Weasley, ambos omegas muy poderosos, que le enseñaron a Harry que el ser omega no implicaba nada de lo que los alfas decían y Harry y muchos de sus compañeros de escuela omegas, serían los encargados de demostrarlo en la Guerra, y así fue. El niño que vivió era ahora el omega que venció.

Potter guardó la cajita de supresores, bien protegida, en el baúl que llevaría a la escuela, dejándose un par en el estuche que siempre llevaba consigo en los bolsillos de su capa, todo esto bajo la mirada de la señora Weasley.

-Harry, debemos hablar- tomó asiento en la cama indicándole al menor que hiciera lo mismo y volvió a hablar -este año ya estás mayor, por lo que es normal que quieras encontrar un alfa- Harry se sonrojó no esperaba esta conversación, pero Molly siguió hablando ignorando la mirada nerviosa del pelinegro. -Quiero que te cuides, debes buscar el amor y no dejarte llevar por los instintos, a diferencia de lo que muchos creen, los géneros están hechos para conectarnos con nuestra alma gemela, no para dividirnos o utilizar los instintos para cosas indebidas, encuentra esa alma Harry, se feliz y haz feliz a tu omega, no te averguenzes jamás de lo que eres, y cuídate tanto del corazón y mente como de quedar embarazado, no quiero nietos todavía- La cara de Harry se deformó, haciendo que la mayor riera, "era importante aclarar todo" dijo. Se levantó de la cama dejando un beso en la frente de un Harry aún aturdido y se fue.

Una vez recompuesto de aquella charla, Potter bajó a la sala de los Weasley, donde lo esperaban para ir a Hogsmade a comprar la lista de útiles de su último año escolar. Iban emocionados, al fin este año iba a estar libre de asesinos y problemas graves, iban a ser adolescentes normales por una vez en su vida y eso los hacía feliz.

Una vez llegaron al pueblo, los señores Weasley se fueron con Ginny, dejando a los mayores solos, fueron comprando en el orden que decía la lista, compraron pergaminos, tintas y plumas nuevas, buscaron calderos nuevos, ya que el de Harry había explotado por culpa de Neville el año anterior, para finalmente ir a la librería a comprar los libros que les pedían, también Hermione y Harry buscaron libros complementarios, Potter encontró un libro de defensa contra runas maliciosas y Hermione un libro sobre la historia de derechos de criaturas mágicas. Ron se entretuvo leyendo novelas gráficas que mostraban viñetas en movimiento y libros de Quiditch.

Ron, luego de insistir como niño pequeño, logró que dejaran la librería y se dirigieran a las tres escobas a beber y comer algo. Iban especulando de cómo había quedado el Castillo después de la remodelación y de cuánto alumnos de último año asistirían, era bien sabido que muchos que se destacaron en la guerra recibieron ofertas de trabajos y de acceder a estudios superiores sin terminar la escuela, el mismo trio de oro había recibido ofertas para comenzar la preparación para ser aurores, pero Harry quería estar lejos de las batallas, Hermione quería trabajar en el ministerio, en el departamento de control de criaturas mágicas y Ron, aún no sabía si ser auror o atender los artilugios weasley junto a george. Por lo que los tres decidieron terminar su último año escolar. La conversación iba animada, Harry reía por las burlas de Ron y los regaños de la castaña cuando sintió un aroma, era uno muy conocido para él, lo había estado persiguiendo todo sexto año, no por temas amorosos, si no de guerra. Aquel olor lo puso nervioso, sabía de que alfa era.

-Chicos, Malfoy anda por aquí- anunció el omega, a la vez que Draco salía de la tienda de Olivander, mientras más se acercaban el olor se intensificaba, pero el rubio dobló a un callejón antes de encontrarse con los tres amigos.

Sin duda se notaba que aquel alfa rubio había llegado a la adultez, estaba más alto y fornido, sus hombros se habían ensanchado, y su cara era más adulta, Harry pensó que debía de tener cientos de omegas detrás de él, no solo por eso, si no que desde que su padre terminara en Azkaban él había heredado todo y ahora era millonario, pues su madre no quería verse involucrada en negocios, quería ser la mamá que no había podido ser por la guerra.

-¿cómo supiste que estaba aquí?- Preguntó Ron, el pelinegro palideció, como iba a explicarles, "resulta que conozco a la perfección su aroma, lo conozco desde que se presentó como alfa" eso no era una opción, era ponerse en verguenza.

-Lo vi entrar- mintió, el pelirrojo pareció creerle, pero su amiga no, ella era un alfa inteligente y sabía a la perfección que los omegas eran expertos en oler alfas e identificarlos, estaba en su adn, aunque le sorprendió que su amigo conociese el aroma de Malfoy, le dirigió una mirada que asustó al omega, sin duda se debían una conversación. 

Una vez se encontraron con los señores Weasley y Ginny en las tres escobas Potter se permitió relajarse, dejando atrás los pensamientos sobre cierto rubio. Pasaron el resto de la tarde riendo y comentando anécdotas de la escuela, ambientándose para lo que se les venía mañana. Cuando anocheció, Molly insistió en regresar a casa, pues mañana era un día importante y debían acostarse temprano para amanecer descansados y listo.

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Buenass esta es mi primera historia Dharry, espero la disfruten, cualquier comentario sobre algo que les gustaría, quieran corregir o les moleste, por favor, comentenlo
gracis por darle el tiempo a mi historia
con cariño la autora

Era de esperarse [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora