Fuera de juego [ Jude Bellingham]

Capítulo 26

Valentina

Cuando me monté en mi coche todavía me temblaban las piernas, mi única duda era si ese temblor venía del reciente orgasmo que me había provocado el inglés con sus dedos o lo mucho que me había gustado verlo así. Jude era siempre un caballero de buenas palabras y modales y siempre me había tratado muy bien, a pesar de que ya había visto que sus formas se perdían ligeramente en la cama no me esperaba esto. Cuando apareció en la cocina sus ojos estaba negros por el deseo que lo consumía tras mi baile y su forma de marcar territorio delante del francés, aunque sabía que no era lo más correcto, me había encantado. Había descubierto que me apasionaba su rudeza en el momento que quiso fastidiarme el orgasmo, gracias a eso aprendi que si quería que el inglés perdiera la formas y fuese salvaje tan solo me hacía falta provocarlo.

Seguí el coche de Jude hasta legar a su casa, él metió el suyo en el garaje y yo lo dejé junto a la entrada. La casa tenía acceso directo desde el garaje a si que el inglés entró por ahí y vino a abrirme la puerta. Nada más abrirme se apresuró a unir nuestras bocas con urgencia, posó sus manos en mi cadera y tiró de mi hacia dentro de la casa y cerró la puerta. Enganché mis piernas a su cintura con nuestras bocas todavía unidas y él se dirigió escaleras arriba hacia la habitación.

Me dejó caer en la cama en cuanto llegamos, lo observé tranquila desde la cama como se quitaba la ropa lentamente hasta quedarse completamente desnudo. Pude observarlo con detenimiento y me fijé esta vez en su gran longitud y dureza, en ese momento una idea se me vino a la mente. Me levante de la cama y me acerqué a Jude, posé las manos en su pecho desnudo y lo guié hasta que se sentó al borde de la cama. Comencé a desvestirme lentamente y una vez sin ninguna prenda de ropa me arrodillé delicadamente entre sus piernas. Desde esa posición levanté la mirada, el inglés observaba atento mis movimientos con los ojos completamente negros por el deseo.

No me lo pensé demasiado y envolví su polla con la mano, el inglés soltó un gemido que me animó a seguir, acerqué mi boca y lamí todo el lateral de su polla hasta depositar un pequeño beso en la punta.

-Joder...-Jude estaba casi sin voz.

Me la metí completamente en la boca y comencé a succionar y lamber como pude, me llenaba demasiado y me costaba un poco pero aún así continué animada por las reacciones del británico. Poco a poco vi como al inglés le costaba más mantener el control, sus piernas temblaban y su agarre en mi pelo se volvió más desesperado

-Voy a correrme cariño- dijo con dificultad ante la falta de aliento.

En ese momento algo se me pasó por la cabeza. Me apetecía demasiado llevar al inglés al límite para que dejara atrás sus formas y me follase en condiciones. Además quería vengarme por su jugada en el baño de la fiesta. Cuando noté que finalmente estaba a punto, me la saqué de la boca sin tocarla y me alejé de él. Me miró atónito y yo no pude más que dibujar una sonrisa maliciosa en mi rostro como respuesta. Había entendido lo que estaba pasando y sus ojos me miraban llenos de lujuria y rabia a partes iguales.

-Más te vale acabar lo que has empezado Valentina- dijo muy serio. Mi nombre en sus labios pronunciado de esa forma mandó una descarga eléctrica directa a mi sexo- ya- añadió con ímpetu

-¿O que Jude?- dije lo más inocente y a la vez provocativa que pude. Estaba empapada y deseando tenerlo dentro para poder correrme. La conversación, tener el control y la imagen del inglés desesperado y con la polla erecta y llena de mi saliva me estaban poniendo mala.

-Buscaré otra manera de correrme- dijo sin moverse ni un centímetro.

-¿Tu solito?

-No- dicho eso se levantó y vino en dirección a mi, todo pasó muy rápido, me agarró de la cintura y dándome la vuelta me colocó en cama boca abajo. Me levantó el culo para que me quedara a cuatro patas y tras colocarse un preservativo entró bruscamente en mi. Lo hizo de una sola estocada y pude sentir su gran tamaño en cada centímetro de mi interior- Así cariño- dijo casi sin voz por culpa del agitado ritmo que le dio a sus embestidas.