Capitulo 8

40 4 2
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Capítulo 8

Zoe presente

Mi corazón late con la misma cantidad de emoción y nervios mientras Antoni y yo nos encontramos en mi habitación, rodeados de maletas y ropa desparramada por doquier.

Antoni, llegó esta mañana para ayudarme a hacer mis maletas, aunque nunca ha estado en España, el entusiasmo que muestra por ir a mi país hacen que nuestra tarea sea mucho más divertida.

—¿Estás segura de que tienes todo, bombón? —pregunta Antoni, revisando la lista que hemos elaborado meticulosamente desde el día que recibimos la noticia del viaje.

Asiento con la cabeza mientras doblo una camiseta y la coloco con cuidado en la maleta.

—Sí, creo que tengo todo –suspiro viendo la maleta– ¿alguna vez imaginaste que haríamos las maletas para ir a España?

Sonríe y me da una mirada llena de la complicidad que siempre compartimos.

—Nunca –responde– ¿alguna vez pensaste en regresar?

—Una vez, hace muchos años, extrañaba mucho a Val —los recuerdos me inundan y mis ojos se llenan de lágrimas recordando la última conversación con mi padre.

Mi amigo me abraza y soba mi espalda, no le había dicho a nadie lo que sabía, me niego a creer las palabras de mi padre.

—Pronto la verás y finalmente la podré conocer en persona —dice mi amigo soltándome— ahora sigamos que no quiero que el señor seriedad llegue a gritarnos.

Río ante sus palabras y nos sumergimos de nuevo en la tarea, ordenando recuerdos y prendas. Antoni toma una vieja foto de nosotros dos en la playa, cuando fuimos a una competencia cerca de una costa y nos escapamos la última noche.

—¿Recuerdas ese día? —pregunta, señalando la imagen donde nuestras risas se mezclaban con la brisa marina.

Antoni me pasa la foto, y la sostengo antes de guardarla en mi maleta.

—Las cosas han cambiado mucho desde entonces —digo en un suspiro— ojalá pudiera regresar el tiempo para decirle a aquella niña que las cosas sí podían mejorar.

Terminamos de hacer las maletas mientras recordamos mil historias y las risas inundan la habitación. A medida que las maletas se cierran, siento un nudo en el estómago mezclado con una emoción abrumadora.

—Listo —dice Antoni, cerrando la última maleta—. ¿Estás lista?

Respiro hondo y le sonrío tratando de recordarme que no voy de camino al infierno, voy a casa.

—Listísima, gracias por estar siempre a mi lado, Antoni.

Cerramos la puerta de la habitación y nos dirigimos hacia el aeropuerto en el auto privado que nos mandó Irina, mi padre me envió un mensaje ayer avisando que terminaría de arreglar unos papeles y nos encontraríamos en casa.

Amor Sobre HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora