Zoe y Klaus tienen un pasado del cual ambos se arrepienten, él por dejarla ir de la forma en la que lo hizo, ella por permitirse amarlo por sobre todos, incluso sobre sus propios sueños.
Él le escondió un secreto por años que teme revelar, ella le g...
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Capítulo 6
Zoe Presente
El frio se colaba entre las capas de ropa que tengo encima, si bien tenía cinco años aquí en Canadá, aún no podía acostumbrarme a las bajas temperaturas cuando me encontraba afuera del departamento de mi padre. Veo como mi mejor amigo corre a mi encuentro y me tiende un abrigo extra que traía entre sus manos.
–Sabía que lo ibas a necesitar –pronuncia– mañana es la final de las regionales ¿estás segura de querer salir?
–Solo será un momento –sonrio– vamos Antoni, debes saber lo que es estar conmigo.
–Lo tengo más que claro, querida –sube a su moto golpeando el asiento de atrás– pero tu padre también me da miedo.
–Velo como una tierna gomita –rio cuando veo su rostro de asco– es duro por fuera y dulce por dentro.
–No te diré lo que me acabo de imaginar –dice encendiendo el motor– vamos a divertirnos.
La fila del antro era demasiado larga, pero Antoni toma mi mano para ir directamente donde esta el guardia quien nos hace entrar de inmediato, en cuanto entramos sentimos la musica a tope, nos adentramos más hasta llegar al centro del lugar, veo como mi mejor amigo comienza a mover su cuerpo llevándome con él.
Comenzamos a bailar y siento como mi cuerpo poco a poco reunía el calor necesario para quitarnos los abrigos que teníamos dejándolos tirados en el lugar, cuando el tequila llega a nuestro lado no lo pensamos dos veces y el ardor del líquido hizo que ambos nos miráramos para llevar el limón a nuestros labios.
Recuerdo la primera vez que lo vi en la pista, supe inmediatamente que aquel chico tendría el talento necesario para estar entre los mejores; pocas semanas después comenzamos a entablar una relación de amistad que poco a poco fue fortaleciéndose hasta el grado que éramos inseparables.
–Mañana será tu gran día –toma otro vaso con tequila y lo levanta para chocar con el mio– por Zoe, la mejor patinadora que he conocido.
Trago en seco, si bien mañana competía, nadie me quitaba la satisfacción de ser una patinadora reconocida mundialmente.
Aunque aun sentía el vacío en mi al no tener a mi hermana y madre cerca de nosotros, había escuchado muchas veces el llanto de Val debido a que mi padre se mantenía demasiado ocupado como para hablar con ella o felicitarla por sus logros, aunque ya estábamos acostumbradas a las actitudes de él hacia ella, me seguía doliendo.
Una vez que me siento lo suficientemente mareada como para irme, tomo mi móvil mirando la hora y logro llamar la atención de Antoni, mi amigo me quita el aparato de las manos guardándolo en la camisa de mezclilla arrugada que con suerte aún lleva puesta, juraría que vi un par de chicas tratando de arrancarla hace unos instantes.