Capitulo 7

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Capítulo 7

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Capítulo 7

Klaus

El sudor corre por mi rostro bajo el casco de protección que llevaba puesto, tenía el Puck bajo mi stick haciendo que mis compañeros me sigan antes de encestar sobre la malla dándonos el primer punto como equipo de entrenamiento.

Escucho los gritos de Val de fondo y acelero mis movimientos, siento como soy empujado hacia las esquina donde mi cuerpo golpea fuertemente el cristal de la pista.

–No seas lento –Malcom dice riendo– no te distraigas número setenta y nueve.

Veo cómo se aleja cuando me vuelvo a recuperar el equilibrio levantándome, doy una mirada rápida a la ya no tan pequeña niña que se encuentra en las gradas.

–Ojos aquí pulga –le grito y vuelve la mirada que tiene sobre mi amigo a mí– y límpiate que tiraste un poco de saliva al suelo.

Val rápidamente saca un espejo de su maleta a lo que suelto una carcajada antes de continuar con el juego. El tiempo pasa y se termina el entrenamiento, voy rápidamente a los vestidores y salgo con un atuendo completamente diferente para encontrarnos con Val quien está frente a una mesa de jurado junto a Liam y Flor, su entrenadora, revisando la última coreografía que hicieron.

–Mañana comenzaremos con la preparación de la competencia de parejas por las estatales –les dice su entrenadora– tendremos menos espacio para ensayar ya que viene una temporada muy fuerte y todos van a querer acaparar la pista, así que agendaré desde hoy, nos veremos todos los días a las 7:00am.

–Pff –bufa Liam– parece que te veré más que a mi madre, enana.

–¿A quién le dices enana? –ataca Val siguiendo el juego– que seas una jirafa no te da derecho a atacar mi muy digno 1.55.

–Le hablas a las hormigas –saluda volteando hacia abajo a modo de burla. 

 –Par de niños –regaña la entrenadora mientras mi amigo y yo nos reímos disimuladamente– no hagan que me arrepienta de entrenarlos, son los mejores, pero tienen la seriedad de un panda.

–Eres un panda –se aleja Liam señalando a Val.

–Pues tú eres un bambú –responde ella mientras lo sigue.

–Se acabó –grita la entrenadora a ambos– quiero que se quiten los patines y suban a hacer tantas abdominales y lagartijas como su escuálido cuerpo resista y después van a hacer stretching hasta quedar tan elásticos como una liga.

Veo como ambos patinadores se quedan quietos ante el regaño y asienten como niños asustados, la entrenadora se da vuelta y comienzan a empujarse de nuevo culpando uno al otro.

–Los veo en dos horas –sentencia sin mirarlos.

–Si entrenadora –responden a la vez.

La entrenadora se aleja y veo como aquel chico alto cae al hielo tras un empujón de la pequeña.

Amor Sobre HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora