Zoe y Klaus tienen un pasado del cual ambos se arrepienten, él por dejarla ir de la forma en la que lo hizo, ella por permitirse amarlo por sobre todos, incluso sobre sus propios sueños.
Él le escondió un secreto por años que teme revelar, ella le g...
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Capítulo 1
Zoe
Nunca me interesó pisar el hielo, pero desde que vi a Klaus las cosas cambiaron.
—Ves —él sonríe sobre mis labios— poco a poco vas a mejorar tú técnica.
—Tengo miedo —admito.
—Todos lo tenemos —él se aleja— es normal, solo debes enfrentarlo.
—¿Tú estarás conmigo cuando eso suceda? —pregunto esperanzada en su repuesta.
—En cada paso que des estaré a tu lado, Copito.
Mi hermana entró a patinar poco tiempo antes de que él entrara en mi vida, Valentina siempre venia a Skating Club para sus clases y por supuesto yo la acompañaba.
Desde el momento que comencé a frecuentar la pista de hielo a causa de mi hermana, pude observarlo por meses en sus prácticas en el hielo, hasta que tome la valentía de hablarle en aquella fiesta donde Malcom, su mejor amigo, había mostrado interés por la amiga que me acompañaba.
Sus palabras me dan seguridad, en cuanto suelta mi mano comienzo poco a poco a tomar el ritmo de estar sola, la velocidad aumenta y sonrió cuando consigo lo que quiero.
Comienzo a dar vueltas por el lugar dando pequeños movimientos, Klaus se encontraba siguiéndome mientras aplaudía cada pirueta que me salía a la perfección sin caer en el frio suelo por el que patinaba.
Después de la fiesta de Malcom volvimos a vernos en la pista, pero ese día el sentimiento fue distinto, me confesó que apuntaba el entrenamiento del equipo a la hora que terminaba la clase de mi hermana solo para poder verme.
He de confesar que también pude haber persuadido a mamá para ser yo quien buscara a Valentina después de sus entrenamientos todas las tardes.
Recuerdo muy bien la primera vez que entré al hielo con él, hasta ese día lo más cercano que había estado de la pista eran las gradas alrededor, no podía comprender como les gustaba tanto pasar el día completo en esa enorme pista de agua congelada, esa tarde lo entendí.
El mismo día que me confesó que programaba los entrenamientos de su equipo después de las clases de patinaje para principiantes, me preguntó por qué nunca entraba al hielo, en cuanto le dije que no tenía ni idea de patinaje se ofendió más que si hubiera insultado a su equipo favorito de hockey.
—No puedo creer que vengas prácticamente a diario y nunca te diera ni un poco de curiosidad entrar.
—Estoy tan interesada en el patinaje como la princesa Leonor en tomar champaña.
