Uruguay, quien se encontraba en la sala escuchando música desde el celular, se sentía a gusto estrenando sus nuevos auriculares.
Lo mismo se podría decir para Paraguay, quien estaba organizando tranquilamemte las flores artificiales que había comprado.
— Uru, ¿Qué opinas?.—preguntó desde el pasillo, sin obtener respuesta.— ¡Uruguay!.— otravez no hubo respuesta.
Se dirigió hacia la sala y encontró al Uruguayo con la vista pegada al celular, moviendo levemente la cabeza al rítmo de la música.
Paraguay sabía que si lo interrumpía se molestaría, entónces lo ignoró y se sentó a su lado para obtener su atención.
— ¡Oh!, hola Pary, ¿Qué hacías?.—habló sacandose los auriculares, para dejarlos a un costado.
— Te hiba a preguntar lo mismo.
— Pregunté primero.
—Estaba poniendo las flores artificiales que compré.
—Yo nada interesante, estaba en mi mundo.—alzó la vista y observó una cámara de seguridad que los grababa.—Hay muchas cámaras en tu casa ¿Porqué eso?.
—Hoy en día hay cámaras por donde vayas.
—Sí ya sé, también las tengo en mi casa pero ¿53 cámaras?, boludo ¿China te quiere matar a vos?.
El tricolor soltó una risa casi carcajada por la suposición del contrario.
—No, no me quiere matar... Creo.
—Sigue diciendo eso hasta que China se de cuenta de lo de Taiwán.—Paraguay miró con sorpresa al uruguayo.—No me mires así, como si fuera que le voy a decir, no soy un chismoso.—Desvió su vista dramáticamente sacandole al más alto una leve risa.
(...)
—Por cierto ¿Sabes algo de Taiwán?, aún no te ha llamado.
—Ya hemos hablado y no lo quiero molestar, lo voy a llamar en otro momento.
—Bueno, cambiando de tema...
—¿Qué?.
—So.—respondió soltando una risa entre dientes, el tricolor con una sonrisa de labios, rodó los ojos.
—Decíme ya.
—¿Recuerdas cuando quedamos atrapados en la habitación de papá y no tuvimos de otra que salir por la ventana?.—el pelirrojo al oír aquello soltó una leve carcajada.
—Jamás lo olvidaría, habíamos entrado sin permiso mientras papá estaba afuera con los demás, la puerta se cerró y llaveó sola. Nunca se dió cuenta.
—Que loco che, eramos unos inocentes niños, chiquititos.
Quedaron en un silencio divisando mentalmente tantos recuerdos agradables como desagradables de aquel siglo.
La infancia de todos había sido algo dura bajo las limitaciónes del Imperio Español, pues, al ser un gran número de hermanos, no obtenían la suficiente atención necesaria.
España cumplía con su deber de Imperio estando encerrado en su despacho por horas, y durante estas, estaba prohibido molestarlo.
Y los chicos sabían muy bien que desobedecer a su padre llevaría a un sermón o algún tipo de castigo.
Algunos lo consideraban como un padre serio y estricto que únicamente sonreía cuando encontraba oro.
¿A qué precio?.
—Paraguay.—llamó, sacando a éste de su trance.
—Lo siento no te escu-
—¿Quisiste a papá alguna vez?. La verdad.
—...Sí, llegué a quererlo un poco. ¿Vos?.
—Mmmm, al España nuevo... Sí.
—¿Y al de antes?.
—Nah, era un viejo aburrido. ¿Merendamos?.
El menor se paró de su asiento y antes de que Paraguay diga una palabra el de cabellos blancos lo jaló de la muñeca hasta el comedor.
—Uru, son las dos de la tarde.
—Super, enseguida comienza una peli, tomá llevá el yogurt que yo llevo los alfajores.—ordenó decididamente, el de doble escudo obedeció derrotado.
"Le voy a suspender lo dulce", pensó a la vez que servía el yogurt para ambos.
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𝙋𝙤𝙥𝙪𝙡𝙖𝙧 ¿𝙔𝙤?
FanficDonde la fama y el dinero crecen, los conflictos y desgracias nacen. Quién hubiera dicho que una inocente amistad entre dos países sería una de las causantes.